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Pedro de Silva

Al final de la escapada

La frase “el Barça es más que un club” la inventó el antifranquismo catalán a principios de los años 70 del pasado siglo, buscando llevar las aguas de la pasión deportiva al molino político. Para toda la oposición clandestina, de Pujol al PSUC pasando por el PSC y ERC, el fútbol dejaría de ser un narcótico inmovilizador del franquismo para convertirse en posible palanca de movilización. ¿Vendrá de ahí el raro consenso transversal catalán sobre el impagable papel del Barça en la provisión de autoestima nacional y la difusión de carisma urbi et orbe? Impagable quiere decir que justifica todo pago. El Barça, cabría decir, iría pasando a ser cuestión de Estado, ese tipo de asuntos que están más allá de las leyes de la contabilidad y de las leyes sin más. Ahora a ver quién le pone el cascabel a este gato que no caza ratones con una pulga gigante enganchada, dándole todo y quitándole todo.

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