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Javier Cuervo.

Regañado y en peligro

Caigo en una tertulia radiofónica de economistas y vuelvo a sentirme niño en misa. Los sacerdotes posconciliares eran muy serios y estos economistas liberales se ríen mucho, pero unos y otros coinciden en hacerme saber, entonces y ahora, que no estoy a salvo y que es mi culpa. Como me enseñaron a cumplir, de niño tuve pecados veniales y de mayor tengo una situación económica moderada, pero sigo siendo regañado y estando en peligro, haga lo que haga.

Los curas de entonces se decían muy preocupados por los placeres de la carne y los economistas de ahora por las subidas, sean de los impuestos a los ricos, sean de las pensiones a los jubilados o de los salarios a los trabajadores. Lo primero está fuera de tiempo y lo segundo y tercero fuera de la realidad.

No es un secreto que la realidad se ha vuelto muy rara y la mayoría no la entendemos. De un tiempo a esta parte, la realidad trabaja en la línea de que un empleo no dé para llegar a fin de mes y dos juntos alcancen para una vivienda que se lleva la mayor parte del salario de los años en que las parejas son fértiles y pueden traer hijos a esta incertidumbre que cada 8 años azota una crisis sistémica por terrorismo, fraude bancario, pandemia y lo que siga, probablemente crisis climática.

Hay una realidad y la mayor parte de la gente está fuera de ella, incluso sin cometer pecados mortales, robar, estafar, sencillamente viviendo otro día después de décadas de trabajo o yendo al curro a ganar un dinero que llegue hasta el mes siguiente. Eso por no hablar de los que tienen hijos, se unen, se separan, intentan dormir a techo, pierden empleos... que son muchos y (según lo que dicen estos tertulianos) están en contra de la realidad, pero –a la vez– son muy reales, están hechos de carne y hueso y ríen cuando les hacen cosquillas, sangran cuando les pinchan, mueren cuando les envenenan y en el 99,9% se parecen a los alegres economistas liberales (que me evocan a los curas severos de la niñez) que ganan buen sustento pidiendo que no suban los impuestos a los ricos y que no jodan.

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