La vida de Luis Martínez Salgado se apagó, pero su luz sigue brillando con la misma fuerza con la que se empleó cada día para ayudar a los demás desde su sempiterna serenidad. Bien desde su trabajo en la Caja de Ahorros; bien desde su labor voluntaria de asistencia a los más necesitados al frente de Galicia Social, donde además contribuyó a crear un refugio para su otra gran familia, la del deporte; o bien desde la impagable labor informativa que desarrolló a lo largo de décadas en estas páginas de FARO, tribuna desde la que como colaborador difundió la mejor historia del balonmano gallego y de la que podía presumir ser su mejor bibliotecario.

Ni el paso de los años ni los cambios en los medios de comunicación doblegaron su afán por hacer lo que hacen los grandes periodistas: contar cosas. Esa pasión le permitió, pese a esas significativas alteraciones de fin de siglo en el mundo de la difusión, convertir al deporte de su vida en uno de los más representativos del sur de su querida Galicia. Pero Lulo, como también era conocido Luis, tuvo tiempo para dar a todos los jóvenes periodistas de esta ciudad muchas lecciones y una de ellas no estaría de más que se supiera hoy. Quizás sucedió al poco de que estrenáramos este siglo, cuando él ya pasaba de los setenta, camino probablemente de los ochenta. En todo caso, cuando ya superaba el medio siglo dedicado al mundo de la comunicación. Un día de aquellos decidió modificar el despacho en su piso de Praza América para adaptarlo a los nuevos tiempos y jubiló el fax, y la máquina de escribir, y le hizo un hueco al ordenador, y al correo electrónico. Su empeño y su compromiso por seguir transmitiendo a la audiencia lo que pasaba en las canchas de la ciudad no lo iban a parar las nuevas tecnologías por muy complicadas que fueran de entender. Y pidió ayuda para comprenderlas. Y las comprendió. Y se familiarizó con ellas para seguir haciendo lo que tanto le apasionaba: contar cosas… de su Gran Peña, de su Galicia Social y, claro, de su balonmano. Contar cosas como hacen los grandes, superando todos los obstáculos. Ese solo fue uno de los grandes ejemplos que nos dejó a lo largo de su vida Marsal, Lulo, Luis…