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Juan Tapia.

Nuestro mundo es el mundo

Juan Tapia

Esperando a Joe Biden

El triunfo del candidato demócrata conllevaría el retorno a la normalidad americana de las últimas décadas

Las elecciones americanas del martes son las mas importantes desde 1932, cuando ganó Franklin D. Rooselvet y su programa social contra la crisis de 1929. Desde entonces ningún presidente ha roto con el compromiso a favor de la democracia que Estados Unidos asumió en la guerra contra Hitler y que Truman consagró con el plan Marshall para la recuperación de Europa. Ni Richard Nixon ni Ronald Reagan alteraron demasiado la hoja de ruta, aunque Reagan s redujo la influencia del Estado en la economía

En 2016, el exacerbado nacionalismo y proteccionismo de Trump lo revolucionaron todo. Lo resume el premio Pulitzer y columnista del “New York Times”, Thomas Friedman: “Ha hecho que gran parte de la opinión pública mundial no nos distinga de Rusia o China. Cada día más gente nos ve como una gran potencia lista para saquear a los demás”. No es solo la política internacional. El general Jim Mattis, que fue su secretario de Defensa, ha sentenciado: “Por primera vez he visto un presidente que no buscaba unir, sino dividir, al pueblo americano”. Y encima el nefasto negacionismo sobre el Covid y sus mas de 200.000 muertos americanos.

No extraña así que el 77% de los americanos (encuesta Gallup) crea que son las elecciones más importantes en muchos años y que haya votado ya por correo el 60% del total de los 139 millones que acudieron a las urnas en las últimas presidenciales. En Texas, que no vota demócrata desde Jimmy Carter en 1976, el número de votantes es ya superior a los de 2016. Y la ventaja en los sondeos de Trump es allí mínima cuando hace cuatro años barrió a Hillary Clinton.

Las encuestas del voto ciudadano dan ventaja al demócrata Joe Biden, pero lo que cuenta es la victoria en el colegio electoral de los 50 estados. En el 2016 Hillary tuvo 3 millones de votos mas que Trump, pero el republicano ganó por sus 304 votos electorales de los estados, 34 más de los 270 necesarios. Ahora es difícil que eso pueda repetirse porque la ventaja de Biden (8,7 puntos) es mayor y porque en algunos estados industriales de tradición demócrata, donde Trump ganó por muy poco, la tendencia se ha invertido. Según The Economist hay un porcentaje superior al 90% de posibilidades de que Biden gane en Pensilvania, Michigan y Wisconsin, donde Trump venció por la mínima. E incluso podría ganar (77% de posibilidades) en la muy relevante Florida, con gran peso en el colegio electoral.

Para el semanario británico, Biden tiene un 96% de posibilidades de ganar con una horquilla de 250 a 415 votos electorales, donde la cifra mágica es 270. Por el contrario, Trump, con entre 123 y 288, tiene solo el 4%.

Pero las encuestas son encuestas. Trump está lanzado en el fin de campaña y alardea de un rebote de la economía del 7% en el tercer trimestre. Y mantiene sus apoyos entre la mayoría de los republicamos, la derecha religiosa y parte de los trabajadores industriales blancos castigados por la globalización.

Si Joe Biden (77 años), el vicepresidente que Obama seleccionó por moderado gana, Estados Unidos tenderá a recuperar su política internacional tradicional (no modélica, pero positiva) e intentará aminorar la gran tensión interna de los últimos años. Si Trump es reelegido, el mundo, ya complicado, afrontará más tensiones por el peligroso choque de potencias –China la primera– que aspiran a la hegemonía.

La predicción razonable es la victoria demócrata, pero Trump ya dio la sorpresa en 2016. Sin embargo, el mayor peligro es un resultado incierto y por eso las bolsas han sufrido una de sus peores semanas desde marzo. El voto por correo puede retrasar los resultados en muchos estados y Trump proclama que en ese voto habrá mucho fraude que no está dispuesto a tolerar. Un resultado ajustado, o dilatado en el tiempo, podría abrir así una grave crisis constitucional y el Tribunal Supremo, con mayoría republicana de 6 a 3, podría tener la última palabra.

Para que el miércoles respiremos será pues preciso que Biden gane con claridad. Su perfil moderado no genera pasiones, pero es una clara apuesta por el retorno a la normalidad que incluso apoyan relevantes republicanos como Colin Powell, el secretario de Estado de Bush, y Cindia McCaine, la viuda del candidato republicano contra Obama en 2008. Es la templanza de un centro abierto frente a una derecha crispada y nacionalista.

Y puede ser definitivo que los demócratas, que ya controlan la Cámara de Representantes, logren también mayoría en el ahora republicano Senado. Contra las dos cámaras legislativas, la alta capacidad de enredo de Trump .

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