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Antonio Touriño

mirador de lobeira

Antonio Touriño

Un nuevo espacio para la feria

Ganas de complicarlo todo. Y más aún en verano. El mercadillo es, sin duda, un atractivo turístico de gran nivel que ninguna localidad debería perder en el sentido de que también es un entretenimiento para quienes visitan la ciudad y quieren comprar sus recuerdos o adquirir productos frescos del campo o del mar a precios asequibles.

Aunque sin la relevancia de la feria dominical de Padrón, la de Vilagarcía de los martes y sábados se ha convertido en un polo de atracción que no debería perderse como ya ha ocurrido en otras localidades en las que también presumían de tradición.

Cabe invocar que la peatonalización de Vilagarcía pueda ser prioritaria para el Gobierno local en aras de facilitar el tránsito de personas por el centro de la ciudad en estos momentos de necesario alejamiento personal de tal modo que si se cierran unas calles a los coches hay que repensar el modelo urbano sin cercenar otros derechos.

Pero sin diálogo no parece el modo más adecuado. El Ayuntamiento debe consensuar y eso significa negociar con todos los sectores afectados. El comercio establecido paga sus tasas e impuestos todo el año, ha realizado importantes inversiones y dan vida a la ciudad, pero también se cobra a ambulantes y placeros el precio convenido.

Hay soluciones que pueden convencer a todos y beneficiar al conjunto de los ciudadanos, también a los conductores que necesitan moverse con cierta agilidad por el entramado urbano.

Vilagarcía cuenta con espacios suficientes en el centro para instalar el mercadillo ambulante y que este salga incluso beneficiado de un cambio de ubicación.

El parque de A Xunqueira es sin duda un entorno privilegiado en el que se puede desarrollar esta actividad mercantil con éxito, pues de ningún modo sería copiar el modelo de Pontevedra cuando expulsó a los mercaderes al otro lado del Lérez y acabó con la pujanza de Barcelos.

Tampoco los feriantes pueden argüir que ese lugar va a estar ocupado por la feria medieval que desde hace unos años se celebra en las fiestas de San Roque pues esta puede cambiar de escenario y por otra parte suspender la feria una semana es una bagatela en comparación con la estabilidad que les proporcionaría el resto del año.

Sí sería bueno un compromiso de que la feria sea un referente para la comarca, que tenga un atractivo y sea de visita obligada como lo es la de Padrón, la de Vilanova da Cerveira o el mercado de las flores de Madeira, por citar las que aparecen en las guías.

Trazar esa ruta implicaría beneficios para toda la ciudad, para el comercio establecido, para la hostelería y en suma para la economía de todo el pueblo. Claro que a día de hoy es inviable, una utopía, pues no hay diálogo. Y cuando dos cabras se cruzan en un puente solo gana la que consigue tirar a la otra al río.

Hay margen para negociar y llegar a un acuerdo satisfactorio para todos y más en un momento en el que regular cualquier actividad que suponga aglomeraciones debería ser una prioridad a tener muy en cuenta.

Y los puestos apelotonados en tres estrechas calles son un riesgo que la ciudad no se puede permitir y el Gobierno local no debe consentir.

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