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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Una ciudad sin empellones

Con la incorporación de Arzobispo Lago y Conde Vallellano a la "almendra" peatonal de Vilagarcía se logra ese viejo propósito de devolver a los vecinos un espacio que la motorización les sustrajo poquito a poco. Cierto que tuvo que venir una pandemia para que el "comité técnico" de urbanistas se dieran cuenta de que este eje abierto al paso de vehículos era absolutamente innecesario para la pacífica convivencia de los vecinos en la urbe e imprescindible para que las personas mantengan la distancia de seguridad, sin empellones.

El acierto de la decisión está garantizado pues no es más que un modelo al que poco hay que explorar, al estar testado en otras localidades, una experiencia que benefició tanto a vecinos como a establecimientos.

Muchas son las ciudades que se suman a esta iniciativa de cerrar sus mejores calles para completo disfrute y solaz de los vecinos, sobre todo ahora que es imprescindible respetar distancias y franjas horarias, cuando Vilagarcía debería convertirse en una verdadera urbe de los niños y de los mayores.

Vilagarcía ha ganado en amabilidad con la peatonalización de sus núcleos históricos, también los de Carril y Vilaxoán. Pero aún quedaría mucho por hacer en una de las villas más aptas para caminar, por el simple hecho de que carece de cuestas, salvo contadas calles de subida a Cornazo o a la urbanización de A Tomada, por poner algnos ejemplos excepcionales.

Es una ciudad para pasear, para recorrer despacio, para pararse ante los escaparates de sus tiendas y comercios, para oir la suave brisa marina desde el paseo de A Concha-Compostela, en defintiva, para ir con calma y, sobre todo, con la tranquilidad de que un coche no se lleve a uno por delante.

La pandemia es la mejor excusa para abordar este ambicioso plan. Es el momento de incorporar estos dos viales a las premisas de humanización que el coronavirus ha puesto en solfa para todas aquellas poblaciones que piensen en un futuro que va a ser radicalemte distinto a partir de ahora.

Queda ahora un esfuerzo económico para retirar el asfalto y convertir este espacio en un lugar de tránsito amable en el que no falten bancos, árboles, iluminación y que creen el ambiente adecuado para su prosperidad.

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