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Nada será igual

Un nuevo orden mundial tras la pandemia

No hace falta ser un gurú o adivino para sentenciar que la epidemia del Covid-19 ha sacudido el sistema económico y social de tal manera, que traerá un nuevo orden mundial y la modificación del comportamiento humano.

Según algunos expertos radicales, el contagio del virus ha sido originado por el maltrato del hombre al planeta y propagado exponencialmente por la globalización, la universalización de la economía y el masivo turismo.

Es posible que éstos tengan algo de razón cuando argumentan que no es más que un mecanismo de autodefensa de la naturaleza por contravenir incesantemente sus leyes y normas y modificar el equilibrio del comportamiento.

No puedo estar de acuerdo en todo lo que apuntan, pero sí comparto el que la naturaleza tiene sus propias normas y se defiende y las aplica a través de métodos impensables e impredecibles. Se vale de catástrofes naturales producidas por las alteraciones del clima que arrasan con las poblaciones mas débiles y, también facilita que la vida invisible -virus- se abra paso mutando y burlando la medicina.

Sin darles la razón en todo a estos teóricos del purismo, yo creo que esta última epidemia será un punto de inflexión en la historia, será el motor de un cambio en la mentalidad y el comportamiento individual y social de los seres humanos que veremos como nuestro mundo actual se desmorona y surgen otros nuevos escenarios.

La difícil disyuntiva actual en que se encuentran los gobiernos de las naciones está entre combatir el virus o aplastar y machacar la economía, pero parece claro que, en lo crematístico, se acabó la salvaje y galopante globalización y el capitalismo liberal.

Un nuevo escenario emergente, provocará la intensificación de los contactos virtuales y minimizará los físicos, así que las actividades económicas basadas en aglomeraciones se verán obligadas a reinventarse.

El nuevo orden tendrá que buscar un punto intermedio para promover la producción y la protección de bienes nacionales con objeto de conseguir una cierta autonomía. ¿Qué es eso de depender de muchos productos de China y otros países que se han convertido en las fábricas del mundo?

No cabe duda que la globalización ha sacado de la pobreza a millones de individuos, pero esta pandemia la ha dejado con el culo al aire, así que debemos mentalizarnos de que el crecimiento económico no es infinito y habrá que adaptarse a ello.

Otro motor del cambio será reconocer y afrontar que se producirá un colapso fiscal por el impago de la deuda mundial que se ha incrementado hasta niveles imposibles llegando -la publica mas la privada- a 260 billones de dólares, mientras que el producto interior bruto del conjunto de países alcanza solamente los 90 billones.

También se perderán 230 millones de empleos que habrá que absorber y reconducir.

Uno de los problemas graves para ponerse de acuerdo en estas cuestiones de futuro, es el colapso de la cooperación global y, USA que ejercía su liderazgo hasta ahora, ya no esta dispuesto a jugar ese papel, por tanto, el mundo tendrá que buscar un nuevo organismo líder.

Mas cerca de nosotros, la cooperación europea ha vuelto a fracasar, incluso ya no hay libre circulación, por lo que la eurofobia se va instalando y creciendo en varias naciones claves como son España, Italia, Francia, Grecia y Polonia, pues se ha demostrado que, en caso de extrema gravedad, no podemos contar con una Unión Europea insolidaria y a dos o tres velocidades.

Desgraciadamente han quedado al descubierto los intereses espurios de Alemania, Holanda, y otros países ricos, para que la Europa más pobre siga usando una moneda común como el euro para vendernos sus productos caros y sofisticados. Creo que los ingleses se han anticipado acertadamente.

En cuanto al comportamiento de la población, a pesar de que se encuentre una vacuna contra el Covid (éste puede mutar o aparecer nuevos virus), veremos una especie de postliberalismo con un control político mas riguroso, la reducción de los derechos individuales y el fortalecimiento de la intervención estatal en la vida de las personas y, además este nuevo rol del Estado, se llevará a cabo con el consentimiento de los ciudadanos, sin protestas ni grandes oposiciones debido al cambio de mentalidad por el acojone que ha originado la pandemia y por aquello de que la gente piensa que lo primero es la salud.

Este nuevo panorama será tierra abonada para que los populismos crezcan.

Seremos testigos del resurgir de la extrema derecha, del comunismo mas rancio y de los nacionalismos con una renuncia a muchos aspectos del estado actual de bienestar.

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