Estamos en guerra y estas no se ganan en un día. Sigo este asunto desde enero y estoy sorprendido por la lenta reacción de los gobiernos occidentales ante las noticias brutales que llegaban de China. En España ya estamos en estado de alarma. Vamos a tomarlo en serio. Era evidente que esto no era una gripe. Se trata de un patógeno nuevo y muy contagioso, al que nunca hemos estado expuestos y para que el que nuestra especie no tenía ni tiene inmunidad ni individual ni poblacional. Eso sí sucede con la gripe. No soy médico, pero trabajamos con agentes patógenos de animales, epidemiología (epizootiología) y su respuesta inmune. En mis casi cuarenta años de trabajo he visto poblaciones enteras de animales disminuir en número a la mitad, en muy poco tiempo, por la aparición inesperada de un patógeno que a veces se diferenciaba muy poco de otros existentes anteriormente en la población. Millones de animales muertos en meses. Este caso no va ser así.

Y nosotros no dejamos de ser animales. Una especie más. Muy listos. Tan listos que muchos piensan que las medidas que se están tomando son exageradas.

También viví la crisis de las "vacas locas". Investigamos la transmisión a los peces porque su comida se preparaba en los mismos molinos en los que se fabricaban piensos hechos con restos de vacas que habían sufrido aquella enfermedad sin que se supiera que estaban afectadas por la enfermedad. Recuerdo que en un momento había 450 casos en Portugal, ninguno En España y 350 en Francia. Una situación que se resolvió en cuanto se comenzaron a realizar las pruebas de diagnóstico y se informó en tiempo real.

Los virus son especialmente peligrosos porque, a diferencia de las bacterias, que suelen contenerse con el uso de antibióticos (aunque por desgracia por el abuso en su uso están apareciendo estirpes multirresistentes), pueden incluso usar nuestro sistema inmune para propagarse.

Normalmente la única vía es la generación de una vacuna o de medicamentos específicos antivirales, pero se tarda muchos meses en desarrollarlos y certificar que son seguros para su uso en la población humano con el mínimo riesgo.

No se sabe cuánto tiempo permanecen activos, pero por lo que se sabe de los otros coronavirus pueden sobrevivir días. Y no os creáis lo de que el calor nos puede beneficiar porque no lo sabe nadie. Ojalá sea así, pero recordad que hay pacientes y fallecidos por la infección con coronavirus en países con temperaturas más elevadas que las nuestras.

No hay que alarmarse ni entrar en pánico, pero es necesario estar alerta.

Por favor, lavaos las manos con frecuencia, evitad besos y abrazos. No toquéis superficies por las que transita mucha gente. Si lo hacéis lavaros las manos después. Evitad aglomeraciones y en la medida de lo posible no uséis el transporte público. Si tocáis superficies de uso común, lavaos o desinfectaos las manos. No os toquéis la cara. No vayáis al gimnasio, ni a la piscina.

Podemos ser portadores sin presentar síntomas o con síntomas leves y poner en riesgo a personas que si son de riesgo. Tenemos que evitar a toda costa que el pico de hospitalizados colapse el sistema de salud que ya está en condiciones difíciles por la precariedad laboral y por el envejecimiento de plantilla.

Probablemente el cinco por ciento de los infectados por coronavirus puede necesitar cuidados especiales. Estas unidades, donde se trata a los pacientes más vulnerables, tienen plazas y recursos limitados, y una de las mayores preocupaciones es evitar que se saturen. O ralentizamos entre todos la escalada de infecciones o el sistema podrá aguantar la sobrecarga a duras penas.

Sigue habiendo pacientes con ataques al corazón, accidentes de tráfico, cáncer, operaciones urgentes que necesitan pasar por la UCI y ahora se suman los infectados graves por coronavirus.

No fallecen solo personas mayores, también gente joven sana y deportistas. Ha constituido un error pensar que el Covid-19 contagiaba casi exclusivamente a personas mayores, lo que ha hecho bajar la guardia a los jóvenes. Lo demuestran las estadísticas de la Lombardía, la región con mayor número de infectados. En Italia, de los 440 pacientes más graves recuperados en terapia intensiva hasta el 9 de marzo, el 8 % tiene entre 25 y 49 años, el 33 % entre 50 y 64 años, el 37% entre 65 y 74, el 22 % más de 75 años. Es evidente que los jóvenes tienen más armas y defensas para combatir contra el virus. Es más difícil que en un físico joven se presenten problemas a otros órganos como al corazón, hígado o riñones, cosa que sí ocurre a menudo con las personas ancianas. De hecho, la mayoría de los fallecidos tienen más de 80 años y, en general, sufren varias patologías.

Estamos en una carrera de fondo. Esto no se acaba en dos semanas. Aceptadlo. Preparémonos para una batalla silenciosa y muy dura contra el virus. Vamos a ganar entre todos.

*Instituto Investigaciones marinas. CSIC