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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El correo

Dura tarea la que ha puesto el señor presidente de la Xunta a sus escribanos: según informaba este periódico, don Alberto Núñez envió cartas individuales a cada uno de los veintidós ministros del Gobierno central detallando lo que Galicia reclama y, se supone, una lista de prioridades para el caso de que no todas sus demandas se satisfagan a la vez. Y a buen seguro que el remitente se daría con un canto en los dientes -según el argot popular- no ya con que le acepten, sino sencillamente con que lean con cierta atención los textos del correo que va a enviar.

Por una vez no se le presupone, conste, mala voluntad a los ministros ni órdenes perversas de su mando supremo. Pero con un año electoral por medio, y este 2020 lo es, resulta de ingenuidad estratosférica imaginar que Moncloa, o Ferraz, le va a proporcionar a un rival político directo munición para que derrote a los propios, aunque la debilidad de estos tampoco requeriría un arsenal bien nutrido. Y no hay que hacer aspavientos por la fealdad de la maniobra, ni aplicarle criterios éticos o estéticos: es lo que hay en la política de aquí, y no solo en la de ahora.

Es por eso por lo que quien esto escribe no espera justicia distributiva -por malo que parezca decirlo- en los Presupuestos que se avecinan. Y no solo porque en los anteriores, fallidos, podría estar un referente próximo a aquel intento, sino porque para no repetir fracaso, el Gobierno -ahora de coalición- habrá de pagar más facturas. Y entre los deudores a satisfacer no estarán previsiblemente los gobiernos autonómicos que se alinean contra don Pedro Sánchez. Y como entre ellos destaca sobremanera el que preside el señor Feijóo, ni con veintidós cartas ni con una Biblia en verso ablandaría los corazones de Moncloa.

(Ítem más. Los muy desconfiados, y aquí abundan, pueden pensar que las Cuentas Generales de 2020 podrían contener algunas previsiones para asuntos que este antiguo Reino tiene pendientes, pero lo probable fuere que se orientasen a reforzar las posibilidades del PSdeG allá para el otoño. Y, de no dar resultado, siempre existe la posibilidad de transferir partidas de un lugar a otro de los Presupuestos y así "castigar" a quienes no se hubiesen dejado seducir por la oferta. Y procede insistir: puede parecer de un cinismo reprobable, pero ejemplos hay. Multicolores).

En definitiva, pues, quizá resultare más útil que el señor presidente gallego, en lugar de remitir todo ese correo, escribiese una al titular del Gobierno. O como mucho cinco, sumando otras cuatro a las vicepresidencias, a pesar de que por lo que se ha visto, esas forman el núcleo duro del partidismo rampante que se imprime a la llamada política general. De ahí que a pocos extrañe que desde un punto de vista personal, quien escribe considere que sería más fácil de convencer a don Pedro Sánchez que la señora Calvo y ya ni se diga el afamado y comprensivo Pablo Iglesias.

¿Eh...?

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