Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

La respuesta europea

Me preguntaba el otro día en una columna por la marcada ausencia de Europa en el conflicto entre Washington y Teherán a propósito del programa nuclear iraní, que nos afecta a los europeos directamente, y ahora tenemos la respuesta.

Alemania, Francia y el Reino Unido han activado un llamado "mecanismo de resolución de disputas", previsto en el acuerdo nuclear con Irán, en un desesperado intento de torcerle el brazo a este país con la amenaza de reimponerle sanciones si incumple, pese a la espantada de EE UU, la parte del mismo que le corresponde.

Después de que el presidente Donald Trump se descolgase del acuerdo firmado por su antecesor, Barack Obama, Irán considera, sin que le falte razón, que los europeos no han puesto todo lo que estaba de su parte para evitarle las peores consecuencias de las caprichosas sanciones de EE UU.

Diseñaron, es cierto, los países europeos un complicado mecanismo que les habría permitido, junto a otros, seguir comerciando con Irán mediante operaciones de trueque en lugar de utilizar el dólar y el sistema internacional de pagos en las transacciones, pero por desgracia no parece haber funcionado.

Claramente impotentes frente a la cada vez más arrogante y despótica superpotencia, que amenaza con aplicar sanciones indirectas a las empresas de cualquier país que sigan comerciando con Irán, convirtiendo caprichosamente su legislación en universal, los europeos buscan evitar ahora lo peor.

Y tratan por ello de convencer a Irán de que no cometa la locura de seguir enriqueciendo uranio porque una carrera nuclear en Oriente Medio sería un desastre para todos, y ni EE UU ni su principal aliado en la zona, Israel, iban tampoco a permitirlo.

El hombre del Brexit, Boris Johnson, ha ido incluso más lejos que sus colegas de Francia y Alemania, abogando en público por un nuevo pacto con Irán, que bautizó "acuerdo de Trump", con el hipócrita argumento de que el presidente de EE UU es un gran "tejedor de pactos".

Ya sabemos el tipo de acuerdo que quieren Trump y los halcones que le rodean: uno que reduzca a Irán, un país orgulloso con una civilización varias veces milenaria, a un papel totalmente secundario en la región.

Los europeos son los principales interesados en la estabilización de Oriente Medio porque son los primeros en sufrir las consecuencias del caos que allí reina y del cual son principales responsables los EE UU de América con sus intervenciones insensatas, totalmente al margen del derecho internacional.

EE UU ha entrado una y otra vez allí, y no sólo desde que Trump ocupa la presidencia, como elefante en una cacharrería, y pretende que otros -sus socios de la OTAN- apenquen una vez más con las consecuencias de su imprevisión y sus mentiras.

Por lo que ya se adivina, el acuerdo nuclear con Irán será muy difícil de salvar, y nadie sabe cómo reaccionará ese régimen, cada vez más asfixiado por las sanciones norteamericanas, a las que podrían sumarse otras si fracasa el mecanismo de resolución de disputas puesto ahora en marcha.

Si los europeos quieren hacer algo por intentar salvar el acuerdo, tendrán que armarse de ese valor que muchas veces les falta y hablarle alto y claro a EE UU en lugar de limitarse a amonestar a Teherán como si fuera el principal responsable de su eventual fracaso.

"Pacta sunt servanda" ('Hay que cumplir los pactos'), es un principio básico del derecho internacional, pero el empresario Donald Trump, habituado a los métodos mafiosos, solo cree en la ley del más fuerte. Parece no haberse enterado de que el mundo ha dejado de ser unipolar. Y los gobiernos europeos, siempre divididos, deberían recordárselo.

Post scriptum: ahora nos enteramos, gracias al Washington Post, que cita fuentes gubernamentales europeas, que EE UU amenazó a Francia, Alemania y el Reino Unido con aplicar tarifas del 25 por ciento a la importación de automóviles europeos si se negaban a activar el mecanismo de resolución de disputas del acuerdo nuclear, pese a que Washington hace tiempo que lo abandonó. ¡Sanciones económicas para el vasallaje!

Compartir el artículo

stats