Aprovechando estas fiestas en las que las compras se disparan, me gustaría poner encima de la mesa el poder colectivo que tenemos los consumidores, si nos lo proponemos. Con nuestras decisiones, podemos incentivar en una u otra dirección. No se trata de boicotear a nadie, sí de premiar a quienes más contribuyen a nuestro bienestar.

En concreto, piensen ustedes en clubes deportivos, eventos culturales de todo tipo celebrados en Galicia o mecenazgos de universidades e instituciones públicas y privadas. ¿Qué empresas están detrás? Si hace el inventario, se dará cuenta de que la mayoría son de aquí. De hecho, la mayoría tiene detrás nombres y apellidos, familias reconocibles. Familias que a través de sus empresas buscan su beneficio; pero que no se quedan ahí. Ejercen su responsabilidad social más allá del pago de impuestos y el respeto a las legislaciones laborales y de todo tipo. Cierto que nos gustaría que hubiese más empresas que se mojasen. Pero las que más lo hacen son nuestras.

A veces te encuentras con firmas con sede en Madrid o con Delegaciones del noroeste que hacen valiosas aportaciones. Pero son la excepción y están vinculadas a personas concretas comprometidas. La norma es que Galicia sea, simplemente, un mercado más. Por supuesto, es totalmente respetable y legítimo. Pero también es respetable y legítimo que, cuando vamos al supermercado, compramos un coche o contratamos un servicio pensemos en el vendedor y su compromiso con Galicia, su economía y sociedad. Yo hace bastante tiempo que lo hago. Y no es difícil. Contamos con magníficas empresas en múltiples sectores, con precios competitivos a los que prefiero entregarles mi dinero antes que a otras.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)