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En Marea: Un tiro en el pie

En Marea es la historia de éxtasis y ocaso en tiempo récord de un proyecto político de izquierdas

| Ruptura anunciada. "Quero anunciar que, despois de finalizado este período de sesións, marcharei do Parlamento e reincorporareime á consulta de Atención Primaria no Centro de Saúde de A Estrada. Ante a fractura do grupo parlamentar consolídase a quebra do proxecto político polo que apostei e no que estaba disposta a traballar: un proxecto que superase minifundios con altura, responsabilidade e madurez para traballar pola/coa xente. Entendo que non procede a toma de posicións, dado o contexto. O fracaso é colectivo ?". Con estas palabras en su Facebook la diputada Flora Miranda, de Compostela Aberta, adelantaba el jueves que renuncia a seguir como parlamentaria, tras el colapso del proyecto de En Marea. Miranda no quiso apostar por uno de los bandos en que rompió definitivamente En Marea y vuelve a su trabajo de médica, donde piensa que puede sentirse "más útil y constructiva".

Es la única diputada que se baja del tren de En Marea ya descarrilado y lo hace con un mensaje desolador, pero certero. Pone el dedo en la llaga, "el fracaso es colectivo", y señala el principal cáncer de la nueva izquierda, que ha demostrado que de nueva tiene poco: su incapacidad para "superar minifundios con altura".

Como dice el refranero popular "entre todos la mataron, ella murió sola". Ya lo advirtió el principal promotor de En Marea, el histórico Xosé Manuel Beiras. Cuando las cosas empezaron a torcerse en En Marea, y fue muy pronto, alertó a los suyos de que "la gente no quiere disputas por movimientos de marcos entre fincas de partidos". ¿Cuántos votantes seguirán la estela de Flora Miranda desengañados de un proyecto que venía para romper con el sistema tal cual estaba diseñado y terminó fracturándose internamente? ¿Cuántos simpatizantes se alejarán de un proyecto que se suponía de unidad popular y no fue ni capaz de cohesionar a sus propios impulsores en su camino hacia el éxito?

En Marea es la historia de éxtasis y ocaso en tiempo récord de un proyecto político de izquierdas. En cuatro años pasó de ser la fuerza líder de la oposición y gobernar tres ciudades como A Coruña, Santiago y Ferrol a perder las citadas alcaldías y fracturar el grupo parlamentario en O Hórreo. El proyecto, que contó con la bendición desde Madrid de Pablo Iglesias y tenía como referentes a Xosé Manuel Beiras o Yolanda Díaz, entre otros, llegó a parecer el Ejército de Pancho Villa, de tanta trifulca interna y guerra intestina que protagonizó. Les faltó generosidad, sobraron ambiciones personales de poder, y volaron demasiados cuchillos. No hubo altura de miras ni sacrificios por el bien común.

El mismo día que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, escenificaba ante la opinión pública la unidad de los suyos, reuniendo a sus conselleiros y altos cargos de la Xunta y poniéndolos a trabajar en proyectos de cara a 2027, En Marea se autosentenciaba a muerte, con la marcha de Luís Villares, ¡el portavoz de En Marea!, y sus afines al Grupo Mixto. La izquierda vuelve a pegarse un tiro en el pie. Y allana un poco el camino del PPdeG hacia una nueva mayoría absoluta.

Con la fractura final de En Marea se reconfigura de nuevo el espacio político gallego. En concreto en el espacio de centroizquierda, con una recolocación de fuerzas. El PSdeG se afianza como alternativa a Galicia, pero en esta comunidad la izquierda necesita sumar para desbancar al PP. En 2009, el bipartito fue desplazado de San Caetano porque falló el eslabón más débil de la cadena: el BNG, que perdió un escaño, un escaño que fue suficiente para que el PPdeG regresase a la Xunta. Una En Marea, o lo que esté por venir, debilitada, puede perjudicar las expectativas del PSOE, si éste no es capaz de atraer a los votantes rebotados del proyecto fallido.

Tras En Marea, habrá vida. Podemos en alianza con EU, y quién sabe si de Anova, planea seguir adelante. Son nueve diputados en el Parlamento gallego, tres más que el BNG. Y Luís Villares parece dispuesto a intentarlo una vez más, con sus tres parlamentarios afines que pueden ser cuatro, si después de la renuncia de Miranda entra Mariló Candedo. Ambos arrastarán el pecado original: haber desperdiciado por cuitas internas la oportunidad de consolidarse como alternativa a la derecha en Galicia. Tendrán que esforzarse para que los electores se reconcilien con ellos, para volver a ilusionar a los ciudadanos.

Por otra parte, ¿hay tantos votantes de izquierda en Galicia como para sostener a cuatro fuerzas: PSdeG, En Marea, Unidas Podemos o como quiera que vaya a llamarse, BNG...?

| Corredor Atlántico. Siendo Antonio Fontenla presidente de la patronal gallega durante doce años no se le oyó cuestionar decisiones que perjudicaron los intereses de Vigo y la provincia como proyectar un AVE que obligará a ir hasta Santiago para viajar a Madrid.

Sin embargo, esta semana y en calidad de presidente de los empresarios coruñeses alzó la voz para cuestionar el trazado del Corredor Altántico ferroviario porque obliga a los trenes a pasar por Vigo para ir a A Coruña, un factor que en su opinión "castiga" los intereses de la provincia y rebaja la posición de sus empresas en las redes europeas del transporte.¿Y "el castigo" a los ciudadanos de Vigo y su área con el AVE gallego? Su silencio de entonces y su ataque de ahora desnudan a Fontenla, que disfraza de visión de país lo que no es más que localismo del malo. Para algunos, el localismo pasa porque lo mío es solo mío, pero lo tuyo es nuestro. Fontenla no debería olvidar que en la actualidad también ejerce de portavoz de la patronal gallega, y en consecuencia de los intereses de todos los empresarios gallegos.

¿Será casualidad que el ataque contra el trazado del Corredor Atlántico fuese la misma semana que la UE confirma que la salida sur de Vigo será considerada red básica europea de transportes, y en consecuencia tendrá prioridad en el acceso a financiación comunitaria para su modernización? ¿Acaso teme la pujanza del sur?

¿Será también casualidad que Fontenla se desmarque del acuerdo del Corredor Atlántico, al tiempo que la patronal pontevedresa decide desvincularse de nuevo de la CEG hasta que cesen las prácticas de "opacidad financiera"? Quizás todo sea una cuestión de azar pero la andanada de Fontenla de esta semana tiene difícil comprensión y en ningún caso sale bien parado. El trazado que ahora cuestiona fue pactado por la patronal coruñesa con las demás gallegas ¿no se enteró pese a asistir a las reuniones para cerrar el acuerdo? ¿o lo que es peor si lo sabía tardó tanto en descubrir que no le gustaba el diseño, también cerrado con los empresarios de Asturias y Castilla y León? Esta polémica bien merece una segunda explicación.

| Alta velocidad. El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, visitó el viernes las obras del AVE en Ourense y aseguró que gracias al "fuerte impulso" realizado por el Gobierno de Pedro Sánchez la obra del AVE a Galicia estará "toda rematada a finales de 2019" y en 2020 empezarán las pruebas para su entrada en servicio. Justo 2020 es año de comicios en Galicia y si nada se tuerce tocará a Pedro Sánchez inaugurar un proyecto, que ha pasado por las manos de varios presidentes ( José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy). ¿Coincidirá la inauguración del AVE con las vísperas de la cita electoral? ¿Ajustará la fecha el Ministerio de Fomento en función de los comicios? ¡Quién se resiste en época preelectoral a sacar partido a una infraestructura tan demandada! ¿Alberto Núñez Feijóo tendrá en cuenta la variable de la inauguración del AVE para decidir la cita con las urnas? El tiempo dirá.

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