Me fui con Telmo Domínguez a comer a El Capitán, ahí en el barrio viejo, porque su metre, Olmedo, ex concejal socialista en Oia y un tipo culto e informado, nos juró que nos harían allí una lamprea a la Pardo Bazán. Ya se sabe que una de las aficiones de la escritora gallega (aunque escribiera en castellano) era la cocina, hasta el punto de que fue ella quien le hizo el prólogo a su amigo Manuel María Puga, Picadillo. Yo sabía de la lamprea con especias entre sus recetas, que lleva refrito de cebolla picada y perejil, pimentón dulce, canela, nuez moscada, una pizca de clavo... pero fue otra receta de la autora la que nos sirvió Olmo y, aunque el refranero gallego quiere que la lamprea la coma en marzo el amo y en abril el criado, nosotros la comimos en mayo y no pasó nada, estaba deliciosa. Arreglamos Telmo y yo el mundo, y se nos unió fugazmente José Miguel, sí el del Pino Raso, y vi que los dos estaban un tanto desencantados de la política, no debieron ganar los suyos, pero a Telmo le encanta el cine y es un amante del español, y nos recitó de memoria la escena de El Verdugo de Berlanga, cuando éste, Nino Manfredi, no quería ajusticiar a su reo y el anterior, verdugo de la Audiencia de Madrid, José Isbert, le da una razón de peso para que cumpla su misión: el reo se ha puesto a bien con Dios y éste ya le espera. Y de La Escopeta Nacional, también recitó algún párrafo.
Vamos a por María Redondo
Veo a mi alrededor mientras escribo en casa y todas las paredes están pobladas de cuadros los más de amigos del arte que el paso de los años me ha permitido ir haciendo. Hoy iré a ver con calma la exposición pictórica de Edurdo Ortún y escultórica de Armando Martínez, que tienen en la sala del Club Financiero. Pero antes pasaré por el Vitruvia, en la Plaza de Compostela, que no solo tiene periódicos encuentros con la música culta sino con la pintura. Estos días me han recomendado ir a ver allí a la leonesa María Redondo, en Vigo hace unos 40 años. Me entero y sé que, sin olvidar los abedules de sus anteriores exposiciones, presenta esta vez ahí en diferentes soportes y técnicas una propuesta asamblearia de hojas de Cuba y de nuestra Alameda, monumentos de León, laberintos para recorrer, troncos que ella pinta... Voy a por María.
Y a La terraza de Cora y Rubén
No voy a mentir. Me va a coger al acabar estas líneas Manolo Míllara ante el Sireno, que me lleva a comer a Candeán, y le voy a pedir que se pare primero en el Vitruvia a ver la exposición de la León con un vino. Precisamente en Candeán, pero en la misma Avda. del Aeropuerto 616, estuve el sábado comiendo unos sabrosos callos y buenos vinos "da terra" en La Terraza, el bar-restaurante que montaron Cora Luis y Rubén "del caeiro". Los días de la semana tienen las tapitas normales por la tarde pero sábados y domingos funciona su cocina con churrasco, picantones o encargos, en sus dos grandes plantas, con terraza anterior a la carretera y trasera al mismo campo. La gente joven, Cora y Rubén, en acción.
