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Un negocio que inició Barciela

Perfecto Barciela Carrera regentó a principios del siglo XX el almacén de ultramarinos y coloniales más importante de su tiempo en Pontevedra. Aquel prestigioso comerciante participó en la fundación de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, y gozó de una enorme ascendencia social, al igual que ocurrió luego con Severino Martínez. De ahí la gran conmoción que produjo el anuncio de su ruina, que nadie previó con antelación. Su caída sin remedio se produjo casi de la noche a la mañana.

Barciela no solo quebró, sino que tuvo que hacer frente a graves imputaciones por apropiación indebida y malversación, que determinaron una orden de ingreso en prisión a mediados de 1916. Todos sus bienes fueron embargados y subastados por el Juzgado de 1ª Instancia.

Los hermanos Francisco y Abel Hermida Vidal (padre de José Hermida, futuro impulsor de Radio Pontevedra) se hicieron con las antiguas instalaciones de Perfecto Barciela a principios de 1918 y pusieron en marcha La Abundancia, un gran almacén que ocupaba todo el chaflán entre las calles del Progreso y O Rouco, (luego Benito Corbal y Cobián Roffignac).

Patatas, garbanzos, lentejas, arroz, cacao, azúcar, té, aceites, conservas, embutidos, vinos, licores, galletas, chocolates, caramelos?.Todos estos productos y otros más, ofreció a los mejores precios aquel ultramarinos bien surtido, pese a las carencias derivadas de la Primera Guerra Mundial.

Su agresiva publicidad encabezó las portadas de la prensa local durante el siguiente año y medio, hasta que en verano de 1919, "Hermida y hermano", su referencia comercial, formalizaron el traspaso de La Abundancia a Severino Martínez Piñó. Entonces comenzó a escribir su magnífica historia.

La vaca Cuca, una productora de leche que hizo época, proporcionó a Severino Martínez en 1928 su primer triunfo en un concurso ganadero de la Diputación Provincial. Entonces la granja Villacelsa solo era una ensoñación en su cabeza, frente a la renombrada granja Monteporreiro, de Casimiro Gómez.

Poco a poco, Severino Martínez conformó a su gusto Villacelsa en Marcón, hasta que inició su actividad comercial tras la Guerra Civil con una oficina instalada en La Abundancia. Su oferta incluía "toda clase de material avícola". Gallinas Leghorn; patos corredores indios; ocas de Tolosa; conejos gigante blanco y otras aves exóticas, con el aval de los premios obtenidos en los concursos más importantes.

Su rutilante trayectoria comenzó en un concurso organizado por la Junta Provincial de Fomento Pecuario en 1941. Allí ganó varios premios en las especialidades de faisanes, palomas, conejos y patos. Pero su éxito más sonado tuvo lugar en el Congreso Provincial Agro-Pecuario que organizó en 1946 la potente Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos.

El nombre de Villacelsa encabezó una y otra vez las distintas secciones establecidas: Primer premio en gallinas Leghorn, Rhode Island y pollitos de cualquier raza, y premio extraordinario para gallinas utreranas; primer premio de pavos reales, ocas, patos corredores, y parejas de conejos, nacionales y extranjeros; y segundo premio de pájaros exóticos?Nadie consiguió tantos galardones en aquel histórico certamen.

Una década más tarde, Villacelsa refrendó sus laureles en el Concurso-Exposición de Ganados y Productos Industriales de 1954, frente a otras granjas como Villadora, Reyes Hermanos, La Parda, Catasol o San Mauro.

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