Las fotografías guardan las imágenes de lugares, sucesos o personas, detenidas en el tiempo, que nos permiten recordar o hacer presentes hechos y seres olvidados o desconocidos en el presente. La potencia evocadora de las imágenes es inmensa. Gracias a ellas rescatamos de nuestra memoria historias y personas olvidadas, que a su vez integran la memoria individual y colectiva. A partir de una fotografía, que registra una instantánea aislada, se pueden establecer conexiones con otros momentos y recrear un recuerdo más desarrollado, que abarque un proceso más extenso y complejo. Asimismo, la imagen nos permite establecer una conexión entre el pasado y el presente, y pasar del reconocimiento individual a la identidad colectiva.
La fotografía que hoy da pie a este artículo nos traslada a una reunión del Grupo Simeón de Ourense. Su autor fue Leopoldo Iglesias "Villar", y ha llegado a mis manos gracias a la generosidad de sus nietos, mis queridos amigos Belén y Miguel Ángel Iglesias "Villar", que conservan un magnifico archivo histórico fotográfico.
Simeón García Olalla de la Riva (Logroño, 1823 - Alcoi, 1889) procedía de la villa riojana de Ortigosa de Cameros y llegó a Santiago de Compostela en 1835, con 12 años de edad, para trabajar como dependiente en un comercio de su hermano mayor, Timoteo. A los 22 años, entró como socio minoritario de la empresa de Jorge de la Riva, constituyendo la firma Jorge de la Riva y García, dedicada a la comercialización de productos textiles al por mayor. En 1866, Simeón se hizo con la totalidad del negocio, si bien Jorge de la Riva mantuvo su capital. Ese mismo año es cuando se casó con Juana Blanco Navarrete. En 1872 integró en el negocio a cuatro de sus empleados, constituyendo la firma Simeón García y Cía, con centro de operaciones en Santiago de Compostela y cuyo objeto social era: "la compra y venta de toda clase de tejidos del Reyno y extranjeros". La comercialización de textiles la realizaban mediante contactos directos con las fábricas y su distribución como mayoristas y minoristas. Entre 1872 y 1881, la sociedad se expandió en diversos lugares de Galicia y del resto de España, a través de sociedades comanditarias. Con esa finalidad estableció relaciones empresariales con José Nieto Ozores, clave para la expansión fuera de Galicia: Barcelona, Madrid, Oviedo, Santander, Bilbao? En Barcelona lo hizo bajo la razón Nieto García y Riva (1877). Además, extendieron sus redes a negocios tan diversos como la banca -que daría lugar al Banco Riva y García y al Banco Simeón-, la electricidad, la inmobiliaria y la inversión en deuda pública, tanto en España como en América Latina. Sin embargo, el capital de las empresas en Galicia fue siempre preferente, alrededor del 65% del grupo. Al fallecimiento del fundador, su viuda y sus hijos continuaron con la actividad y expansión a otras ciudades con la denominación de Viuda e Hijos de Simeón García. Al fallecimiento de los hijos varones continuó al frente del negocio su hija Isabel García Blanco, que se casaría con el también comerciante camerano, Acisclo Sáenz Díaz, que sería el impulsor de los negocios del grupo en Vigo. Isabel fallecería en 1956 a los 83 años de edad, según he comprobado en la hemeroteca del diario ABC. En la segunda década de los 80 del pasado siglo se produjo la desaparición de este grupo empresarial, que ya antes había iniciado su declive y la pérdida de sus bancos.
Pueden saber más a través de diversas fuentes bibliográficas, entre las que ha sido esencial para mí el trabajo de María Jesús Facal Rodríguez, titulado Los orígenes del Banco Simeón: Evolución de los negocios de Simeón García de Olalla y de la Riva (1857-1983). Compostela; 2005.
El Grupo Simeón se estableció en Ourense en 1879, después de absorber los negocios de Rodríguez Orejas y Cía. Lo hizo bajo diferentes sociedades y denominaciones, pero siempre bajo el control de la casa matriz de Compostela. En su progresivo desarrollo en nuestra ciudad, desde 1894 a 1897, levantaron un magnífico edificio, de unos 4000 m2, en el lugar que ocupaba una huerta, junto a los jardines de Padre Feijóo, entre las actuales calles de la Cruz Vermella y el Progreso. El edificio acogería el almacén textil, las diferentes actividades y la vivienda de los distintos apoderados o gerentes de la empresa y sus familias. Años después también sería la sede del Banco Simeón. El proyecto de la obra fue del arquitecto barcelonés Antonio Serra y Pujols y la ampliación posterior de la zona del Progreso según proyecto de Daniel Vázquez-Gulías. El edificio quedó definido como de planta rectangular y tres alturas, además de una planta bajo cubierta, siguiendo un estilo modernista y ecléctico, en cantería de piedra realizada por Severino López. En el exterior se abrieron tres fachadas con análoga distribución, con ornamentación no recargada, con cornisa con ménsulas y frontones curvos con símbolos relacionados con el comercio y la industria. La excelente carpintería fue ejecutada por Manuel Amor Fernández y la soberbia fundición corresponde a Fundiciones Malingre. El inmueble fue adquirido por la Diputación de Ourense y rehabilitado, entre 1996 y 1999, bajo la dirección de los arquitectos José Javier Suances Pereiro y José Javier Suances Matías, para albergar el actual Centro Cultural "Marcos Valcárcel". Para saber más lean Centro Cultural da Deputación de Ourense. Onte en Oxe, 2010, según textos de Ana Malingre, Maribel Outeiriño y otros autores.
Vaya por delante, junto con mi agradecimiento, el reconocimiento de que en la identificación de algunos de los retratados me ha sido esencial la ayuda de mis especiales amigas Mariluz Represa Rodríguez, de prodigiosa memoria, y de su hija Mariluz Leite Represa, respectivamente hija y nieta de uno de los fotografiados. La fotografía fue tomada en la escalera del propio Edificio Simeón y, dada la edad que aproximadamente presentan las personas que recoge, fue impresionada con toda probabilidad en la primera década de los años 50 del siglo XX. Enumeraremos a aquellos que hemos podido reconocer, al tiempo que haremos algún comentario. En la primera fila aparece Isabel García Blanco en el centro, tocada con sombrero y con bolso. A su derecha, y de derecha a izquierda, están Pedro Rey Daviña, una señora con ramo de flores, un señor mayor que no identificamos y otra señora también con flores. A la izquierda de Isabel, de izquierda a derecha, se sientan Santiago Vázquez Estévez, una señora con flores, Salvador Navarrete y José Ramón Muñiz Guerra. En la tercera fila, casi en el centro, con gafas, traje oscuro y camisa blanca, aparece Aser Ferrín y, a su izquierda, Inocencio Represa Fernández, con pelo cano y sonriendo abiertamente. En la cuarta fila, el tercero por la derecha es Carlos Cao, al que le unían lazos de amistad con la familia del que les escribe. También reconozco a Roberto Vázquez Monjardín, en la parte superior derecha, llevando gafas oscuras. Muchos de los otros impresionados, con toda probabilidad, serán reconocidos por descendientes de sus familiares o amigos.
Estimo que no hay duda que se trata de los directivos o apoderados de Simeón, presididos por la principal dirigente del grupo en esos años, Isabel García, la hija del fundador de la empresa. Da la impresión que el motivo de la asamblea es homenajear a los trabajadores que se jubilan.
Pedro Rey, Salvador Navarrete y José Ramón Muñiz eran los apoderados de Almacenes Simeón en Ourense en esa época. Santiago Vázquez ocupaba el cargo de gerente de Los Chicos, con dedicación a tejidos finos y novedades, establecimiento del grupo ubicado al inicio de la calle del Paseo, a la izquierda, en su cruce con la calle de la Cruz Vermella. Inocencio Represa, era el gerente de El Modelo, también el del grupo y situado a la derecha del arranque de la calle del Paseo, frente a Los Chicos (donde hoy está La Casa de los Lentes, en un edificio de nueva construcción). El Modelo estaba dedicado a la venta de calzado al detalle y al por mayor. A su director, Inocencio, tuve la oportunidad de conocerlo y era un hombre sumamente educado, amable y de carácter abierto. Los que trabajaron con él lo describían como un gran emprendedor que contaba con el respeto y confianza de sus compañeros y de los propietarios. Santiago e Inocencio, eran vecinos de Entrimo y muy amigos, y el trabajo les llevó a la misma empresa y "frente por frente".
José Ramón Muñiz estaba casado con Conchita de las Cuevas Moreno, la mayor de los nueve hijos que tuvieron el matrimonio formado por José de las Cuevas Vázquez y Rita Moreno Miranda (hermana de María, abuela materna de este escribidor y, por lo tanto, mi tía abuela). José fue un prestigioso almacenista agroalimentario, cuyo negocio había iniciado su padre Francisco de las Cuevas y Cabo que, procedente de Tierra de Campos, en 1867 abrió en Ourense un pequeño establecimiento de alimentación. A José, en 1944, le sucedería uno de sus hijos, Ignacio de las Cuevas Moreno, que progresivamente expandió y diversificó el proyecto empresarial, hasta constituir al actual Grupo Cuevas, hoy en manos de sus hijos. No es finalidad de este suelto hablarles de esta importante y ya histórica empresa ourensana. Lo que sí quiero es completar su iconografía con una bonita fotografía de la familia Cuevas-Moreno, guardada en mi archivo familiar. La instantánea fue obtenida en una playa de Galicia a principios de los años 20 del siglo pasado. En la misma aparecen, en una barca, el matrimonio con sus ocho primeros hijos. Sujetan los remos Pepe y Conchita y, a su derecha, el otro niño sentado es Ignacio. Pepe de las Cuevas Moreno, todo un respetado caballero, fue un conocido y acreditado médico, que ejerció la especialidad de enfermedades del tórax en Ourense. Estaba casado con Mercedes Villar, hija del famoso urólogo compostelano Manuel Villar Iglesias. Tanto Pepe como Mercedes eran sumamente afectuosos y simpáticos y les unió una verdadera amistad con mis padres. Guardo de ambos un imborrable recuerdo. Hoy todos ellos forman parte de la intrahistoria de Ourense.
