La campaña electoral de las Generales se confunde con la de las municipales en traviesa jugada que puede pasar factura a los partidos políticos. En las villas, los mítines y actos de las Generales no son otra cosa más que un escaparate donde dejar ver a su candidato o candidata. Pero una campaña tan larga no tiene por qué ser beneficiosa a la fuerza. Los votantes llegarán a las municipales cansados de tanto "talento" y tanta exhibición política. Y se correrá el riesgo de repetirse, porque no habrá nada nuevo que contar, algo que en política es demasiado peligroso.
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