Con la que está cayendo, en lo que a violencia de género se refiere, pasa cada cosa... Las trabajadoras de un conocido establecimiento hostelero de Marín se han sentido desamparadas en un momento evidentemente peligroso para su integridad cuando se acercaba la hora de cierre en la medianoche. Un individuo que ya había estado en la cafetería varias veces aquella tarde, mostró una actitud poco fiable ante las dos jóvenes quienes, detectaron su momento de "desfogueo" en plena barra (las cámaras están para ver) masturbándose sin la menor vergüenza. Las trabajadoras llamaron a la Policía Nacional alertando de la situación y las atendió una voz femenina que, según aseguran, le dio mil vueltas a la conversación para acabar diciendo algo así como "si no hace nada, no podemos identificarlo?" Una de las camareras, harta y perpleja acabó asegurándole que, como estaba a punto de marcharse a su casa, iba a llevar un cuchillo grande con ella por lo que pudiera pasar, y al cabo de un cuarto de hora, apareció un coche patrulla cuando ya se había ido el "pájaro". Estoy seguro de que la situación se debe a la falta de personal en la comisaría y no a la responsabilidad de la receptora del aviso, pero sea como sea, así están las cosas. La camarera acosada va y viene ahora al trabajo acompañada de su padre de 90 años al que no le cabe el pan en el cuerpo. Después nos quejamos y lloramos en los funerales. Después.
