Encuentro en la calle a un amigo, siempre moviéndose deprisa por su trabajo, siempre embargado por preocupaciones políticas (aunque fuera de los circuitos), y, anticipándome a su comentario angustiado, le digo, abriendo los brazos palmas arriba: tranquilo, todo va ahora bien, la situación está enquistada. La frase me viene envasada, sin haberla pensado y como si estuviera ya lista para entrega. Luego seguimos en direcciones opuestas, abro mentalmente la frase, para destriparla, y, en verdad, la correlación de fuerzas políticas parece bloqueada, la marcha de la economía vive una especie de estancamiento en números negros, y el asunto más temible, que es el catalán, se encuentra enquistado, con todo el mundo moviéndose muy deprisa pero sin que el conjunto se mueva del sitio, ni rompa los nuevos equilibrios en formación. Todo bien, me digo, ganar tiempo siempre es ganar el futuro.