Televisión Española ha tenido el acierto de dedicar un reciente programa de documentales, "Imprescindibles", a Carmen Laforet, primera ganadora del premio Nadal, con la mítica novela "Nada".

El documental la denomina "la chica rara". Pero más que rara, era enigmática, con un halo de misterio.

Había impresionado a todos al saber que tenía 23 años cuando ganó el premio que convocó en 1944 la editorial Destino. La constelación literaria de la época saludó sorprendida la aparición de "Nada".

El documental dedicado a Laforet es de excelente calidad. Bien elaborado, sentido y con aportaciones de testimonios e imágenes reveladoras. Merece la pena verlo. Es cinematográfico, o sea, atractivo.

Por eso son más de lamentar las omisiones. Si fuera un trabajo intrascendente, sin enjundia, no habría razón para quejarse. Pero como está bien hecho, y refleja al personaje desde el conocimiento, las omisiones tergiversan de algún modo la realidad.

Esos datos omitidos son los que se refieren a Vigo y a O Morrazo.

Es consciente de ello su hija, Cristina Cerezales, autora del libro "Música blanca", que describe los años de silencio -por el alzhéimer- de la novelista e inspiradora del documental. Aunque sea brevemente, recoge en su libro los dos veraneos en Cangas (hubo otro en Raxó, en 1956, en el que visitó una exposición de Colmeiro en Vigo), importantísimos en la vida literaria de la novelista.

En O Morrazo, en 1962, escribe gran parte de su última gran novela, "La insolación", y tras el regreso de Cerezales a Madrid, dos años después, se produce la separación del matrimonio.

De ahí que estos datos -además de la docena de artículos exclusivos que publicó en el FARO DE VIGO siendo tan parca en su producción literaria-, serían suficientes para que el documental reparase en la relación de la novelista con Vigo. Pero nada dice de esto.

El origen de la relación empezó cuando, teniendo ya cinco hijos el matrimonio, Manuel Cerezales, periodista y afamado crítico literario, llega a la dirección del FARO, en diciembre de 1961.

Carmen Laforet, con la prole en pleno curso, se queda en Madrid. Pero al verano siguiente, se traslada con la familia a Cangas -narra el pesado viaje en tren en un artículo-, donde pasa un veraneo pleno. Acude a la fiesta de la sardina a A Guía y a la del Albariño en Cambados y, antes de regresar a Madrid, recibe un homenaje de los escritores gallegos en Cangas.

En la crónica de ese acto, en la residencia "Riomar", donde se hospedaba, a la vera de la playa de Rodeira, el corresponsal del FARO informa que "acaba de terminar en tierras del Morrazo una de sus mejores novelas." Es "La insolación", que se publica en el mes de marzo.

Es la primera de una trilogía inacabada, que titula "Tres pasos fuera del tiempo", sobre la que en el verano del 63 pronuncia sendas conferencias con el título de "Historia de una trilogía". Se celebran en el Liceo Casino de Pontevedra y en la Asociación Cultural Iberoamericana de A Coruña, esta presentada por Cunqueiro.

Carmen Laforet volverá a Vigo, en 1965, a tomar el barco para trasladarse a EE UU, en su primer viaje a ese país, donde se encontrará con Ramón J. Sender.

Estos apuntes bastarían para que Vigo apareciese en el reportaje "Imprescindibles". Pero se omiten hasta datos relevantes de la vida de la novelista.

Apenas se alude a Manuel Cerezales, director de FARO(1961-1964), quien le sugirió presentar "Nada" al premio Nadal; y se sitúa la elaboración de "La insolación" en Madrid, cuando el corresponsal de FARO cita que la terminó en O Morrazo, tras escuchárselo a la autora.

Por eso es una omisión indeseada el olvido de Vigo, y que se supla con lugares en los que Carmen Laforet buscó, en su etapa de huida, la paz y el sitio para escribir las novelas comprometidas de la trilogía, que ya no fue capaz de terminar en vida.

Donde sí pudo acabar la primera, "La Insolación", fue junto a la ría de Martín Códax, de ahí su importancias.

Lamentablemente, las omisiones que afectan a Vigo en materia cultural, no son excepciones. Es como si la vieja, mendaz y nefanda cantinela de la ciudad distanciada de la cultura, de décadas pasadas, no hubiera desaparecido y retornara para amortiguar el brillo cultural que destila la ciudad.

El pasado suele reaparecer, y ejemplos recientes producen la sensación de que haya sectores interesados en remover la leyenda negra, referida al entramado cultural de la ciudad. Aunque como en este caso sea por omisión. Y exige los pertinentes desmentidos.