Si hay un espectáculo de color y fantasía capaz de subyugar al más indiferente es el de la exposición de la camelia que ayer se inauguró en el Museo Torres. Ya el pasado año semejante espectáculo asombró a propios y extraños porque todas las salas del Museo se convirtieron en un auténtico vergel con las artísticas composiciones de la flor del invierno que, en Galicia y especialmente en esta comarca, son una bendición de la Naturaleza. Por fortuna, tenemos aquí cultivadoras o cuidadoras de los camelios como son Cristina Barreiro y Mara Fariña, verdaderas artífices de la organización de este evento que, por segundo año consecutivo se ofrece en el "Torres". A su lado, la colaboración de los más destacados cultivadores de Galicia que aportan sus obras que en todo caso relacionan la camelia con el mar en una simbiosis apropiada porque es bien cierto que, la flor del invierno, es capaz de darse en el mismo litoral marino como ninguna otra planta. Es destacable también la colaboración del concello y del personal del Museo, que no desperdician la labor de estas dos defensoras de la camelia y han puesto, una vez más, todo de su parte para acompañarlas en semejante e ingente tarea. Ahora solo falta que, durante los días de la exposición, los ciudadanos, como el año pasado, sepan aprovechar el efímero espectáculo. Pues que vayan con sus cámaras pare tomar inolvidables imágenes. Vale la pena.
DOSCIENTOS, POR LO MENOS
