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Pedro de Silva

Colesterol bueno y malo

La legítima crítica a los nacionalismos no puede ignorar lo legítimo que haya también en el nacionalismo, pues éste no deja de ser una reacción contra el discurso del desarraigo que lo ha invadido todo, bajo el que cualquier vínculo con el ayer (cultural, familiar, religioso, nacional) es una antigualla y un atentado contra los derechos omnímodos del futuro global. De este absolutismo de lo uniforme, lo descastado y lo por venir, incapaz de convivir con cualquier herencia, se vengan los absolutismos nacionalistas, incapaces por su parte de convivir con nadie. Así que sería bueno ir separando el trigo de la paja, asumiendo que la historia de cada uno (individuo, colectivo, pueblo) y la conciencia identitaria que surge de ella tienen sus derechos, y sólo se vuelven nocivos cuando se exorbitan y hacen exclusivos y excluyentes, absolutos y absolutistas, supremos y supremacistas.

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