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El otro lado de la ría

Tanto barco por la ría, al portavoz de ACE le parece hasta peligroso. Lo decía antes de que ayer, a las 19.00 horas, cuatro embarcaciones de una sola naviera se pusieron a cruzar la ría para hacer frente a la demanda de billetes que había. Las luces de Navidad de Vigo y un comercio que abría en festivo era el reclamo al que acudían los cangueses y también los vecinos de Moaña, que ayer no tenían barco de pasaje para alcanzar Vigo. De un golpe, el discurso que el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, realizó esta semana en el encendido de las luces de Navidad, defendiendo el comercio de proximidad, se cayó. Cangas estaba cerrado y Vigo abierto y con más luces.

El regidor local puede apoyar el comercio de proximidad, otorgarle la importancia que tiene en la economía del municipio, pero no puede hacer más si después se cierran las puertas en medio de un acueducto donde tradicionalmente los consumidores ejercen de tal. El contraste de los comercios de Vigo abiertos (hasta los más pequeños) con los de Cangas cerrados llamaba la atención y sería lógico que diera qué pensar. De nada sirvió que el regidor local comprara una boina para el frío en un comercio local el día que encendió el alumbrado de Navidad de Cangas. El discurso localista es perecedero y las matemáticas no dejan lugar a dudas. Miles de personas se desplazaron ayer a la metrópoli para comprar o disfrutar. Claro que siempre habrá aquellos que prefieran vivir en la aldea de Asterix y Obelix, haciendo frente a los romanos invasores, a esos que después, con el estío, pueblan las playas.

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