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No se me desmanden

La república mental empieza a celebrar con brío sus efemérides de octubre: peligra el hilo Gandhi-King

Como era de esperar, al final se les fue la mano.

Ya se había advertido: si sacas a la gente a la calle, en un momento u otro tienes que meterla en casa. Y, claro, siempre hay alguien que se resiste y se desmanda. Alguien que te reprocha: "Me prometiste la república, ¿dónde está?".

La noche del lunes, unos centenares de ansiosos quisieron entrar en el Parlament para ocuparlo, tomarlo o, simplemente, hacer unos destrozos, en el colofón de una gran manifa (pero menos grande, mucho menos, que otras veces) convocada por las entidades habituales: la ANC, Òmnium y los CDR. Y como quiera que antes de que la cosa se pusiera fea, hasta los CDR dijeron que era hora de cenar y volver a casa, ayer el debate era si las gentes que quisieron entrar en la Cámara militaban o no a los comités de las narices.

Tanto da. O es asunto que solo incumbe a los CDR, en particular, y al movimiento "indepe" ("revolución de las sonrisas") en general, porque pone en entredicho su marchamo de civismo, pacifismo, el hilo conductor Rosa Parks-Gandhi-Luther King.

Lo que importa es que hubo lío y nunca antes lo había habido; que los CDR andaban cerca y que Torra les había incitado a seguir apretando (presionando).

Y, bueno, como el mantenimiento del orden público es cosa de los Mossos, pues fueron los Mossos los que repartieron estopa, tanto a las puertas del Parlament como ante la Jefatura Superior de la Policía Nacional.

Convendría difundir por el mundo, también, las imágenes (pruebas) de la actitud "represora" de los agentes catalanes. Y, calada sobre ellas, la frase de Torra: "Apretáis, hacéis bien en apretar".

¡Qué genio! Ayer todo eran voces encimándose para distinguir entre "apretar" y ser violentos. Pero los Mossos tienen un importante mosqueo con el president (lógico) y hasta el Gobierno por la distensión de Sánchez le dio un toque. Cómo será de grave el caso, que incluso Puigdemont se desmarcó del llamamiento de su mandado. Cunde la alarma en el independentismo (versión sonrisas).

Torra pide acción a los CDR y después ordena reprimir a los desmandados. Con una mano busca irresponsablemente respaldo y con la otra él mismo, responsablemente, se lo quita. Es el president "esquizo" y los comités (de Arran, luego la CUP) piden su dimisión: son todo rigor marxista.

Crece la sensación de que parte del movimiento (veremos qué parte y cuántos son) está ya fuera de control. Y hay efemérides por delante. Para empezar, tres fechas bien señaladas en el octubre de la república mental: hoy, la huelga del 3-O y el discurso del Rey; el día 10, la república que solo duró un minuto; y luego el 27-O, la gran proclamación, el fin de semana perdido, la huida a Bélgica.

Después, el 2 de noviembre, la entrada en prisión de Junqueras y otros ocho miembros del Govern de Puigdemont.

Las elecciones del 21 de diciembre (ah, no, que fueron autonómicas y por el 155).

Y al final, en enero, el juicio a los rectores del "procés". Pero no será el juicio final. Me temo.

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