Con los muchos casos de violencia de género estamos alarmados y preocupados. Los hombres nos llaman el sexo fuerte y a la mujer el sexo débil. Mi opinión es que los hombres somos más fuertes en llevar maletas o cortar los troncos de los árboles, pero en lo demás la mayoría de las veces nos superan en las cosas importantes.

Los hombres nos creemos que a la hora de escoger mujer para ir al altar somos nosotros los que escogemos, esto es un gran error, ellas son las que se dejan querer y escogen.

Dios todo lo hace perfecto y la Biblia dice que primero hizo al hombre y después a la mujer, aquí saltándome a la torera el dicho que las segundas partes no son buenas, la mujer es con mucho más trabajadora, más intuitiva y sobre todo más constante que el hombre.

El amor más sublime de este mundo es el cariño de una madre por su bebé.

Es cierto que el mundo familiar se ha trastocado con la irrupción de la mujer en el mundo de la empresa, pero eso lleva muchas ventajas: da una mayor estabilidad económica a la familia y, sobre todo, da a la mujer una igualdad y una libertad que no tenía cuando dependía económicamente de su marido.

Yo estoy convencido que la mujer es el verdadero sexo fuerte, y que es capaz de trabajar fuera de casa y al mismo tiempo llevar la dirección de su hogar y dar formación y educación a sus hijos.

Mi experiencia es que donde haya una mujer buena, inteligente y trabajadora, la familia sale buena, con valores y aptitudes adecuadas para enfrentarse a la vida.

Los hombres lo que tenemos que hacer es no estorbar y dar buen ejemplo, dicen que a los siete años el ser humano tiene el 80% de su personalidad, ¡qué responsabilidad para los padres!. Hay hombres que se empeñan en dejar un patrimonio a sus hijos, pero eso no es lo más importante, el mejor patrimonio que podemos dejar a nuestros hijos es que vean en nuestros hogares el amor de sus padres que se traducirá en una enorme alegría de vivir.

La vida es una maravilla cuando ves crecer a tus hijos y ves como van superando sus defectos y sus ausencias, la vida así es un anticipo del paraíso.

La mujer es el único ser que puede hacer tres cosas al mismo tiempo, aparte de trabajar fuera de casa: estar al cuidado de sus hijos, cocinar, coser y lo todo hace bien. Los hombres tenemos que pedir a Dios para que acertemos en escoger nuestra compañera de viaje.

Las mujeres necesitan ser amadas y tenemos que ser pacientes el uno con el otro pues solo Dios es perfecto.