Así que, por si faltase todavía alguna prueba de que en víspera electoral todo vale, ahí está la votación conjunta del Partido Popular y En Marea en A Coruña para reclamar al Gobierno la condonación de -parte- de la deuda que arrastra el proyecto del Puerto Exterior de A Langosteira. Y el que sufre la presión de la "pinza" -antiguo término político que habrá que rescatar del baúl- es el PSOE, que trató de argumentar una posición propia pero que tal como era no podía convencer a nadie, ni a sus autores: "si mi tía no fuese mi tía y tuviera ruedas sería una carretilla". O algo así.

Lo malo del asunto no es solo que ambos grupos municipales se ratifican en sus posturas localistas, sino que excluyen de forma explícita cualquier referencia a que la justicia de la reivindicación coruñesa -asentada en el precedente de la condonación gubernamental a Valencia- no se extienda a los demás puertos gallegos. Y no valdría la repetición de la idea de que un pleno municipal trata de los asuntos locales, porque hay abundancia de precedentes en los que varios ayuntamientos han suscrito declaraciondes conjuntas o apoyado reivindicaciones de otros.

Claro que, como especificó Murphy con su ley, lo susceptible de empeorar empeora.Y en este caso lo que la tozudez de populares y mareantes agrava no es solo la devolución de la polémica a un plano de actualidad, sino que demuestra que el PP herculino, encabezado por una conselleira, aplica a su causa lo de "ande yo caliente y ríase la gente". Y en aras de un supuesto rédito electoral municipal, hace añicos la idea de que ese partido supone un elemento de cohesión y defensa ante todo de lo común en Galicia, que no debe ser incompastible con lo propio.

(Es posible que alguien se haya sorprendido por la atribución en el introito del término "localista" a la pretensión de la mayoría municipal de A Coruña. Y no se ha hecho con ironía o como revancha a otros casos anteriores en que se utilizó al revés. Es porque en esta ocasión reune los elementos clave de ese concepto: exigencia en exclusiva y frente a igual interés legítimo de terceros. Y esto se demuestra con el desdén que se hace a la iniciativa del grupo parlamentario popular que apoya la petición y la extiende a los demás puertos gallegos. Es significativo.)

Expuesto el punto de vista que encuentra "mala" la iniciativa municipal, cumple decir que hay algo aún peor que lo ya calificado como tal: el hecho de que la actitud del PP de A Coruña deja con las calzas al viento no solo la llamada a la prudencia de su secretario general señor Tellado o los diputados autonómicos, sino que ratifica la visión limitada -en el asunto- del presidente del PP de Pontevedra e incluso la confusa posición del propio señor Núñez Feijóo, que en su día y de vuelta de vacaciones quiso -presumiblemente- poner paz y lo que logró fue dejar brasas encendidas en la hoguera, como se ha visto. De ahí que pueda haber quien tema que le salga el tiro por la culata.

¿Eh?