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Francisco García.

Lo que hay que oír

Francisco García

No sea usted honesto

El doblaje al neoespañol de las series que vienen de los USA o de la pérfida Albión

Por si todavía no se les ha ocurrido, quiero regalar desde aquí una idea, tan genial como gratuita, a la industria farmacéutica y a los psicólogos clínicos. Ahí va, en cuatro sencillos pasos: (1) dictamínese por quien corresponda que la desmedida afición a ver series televisivas puede constituir una enfermedad; (2) dese nombre a la misma; (3) comercialícese un placebo que finja paliarla; (y 4) añádase como especialidad terapéutica su tratamiento. A forrarse tocan. Como servidor público que soy, aporto hasta su posible denominación: "Seriefillyng", que suena muy guay. Ya veo las placas de los sufridos analistas: "Especialista en bullying, mobbing y seriefillyng", ahí es nada. Ya veo las estanterías de las farmacias: "Seriefilinzx, la solución a la seriefilia", "Seriefilox, y no más series". Un servidor, mismamente, es muy aficionado a las mismas, pues mucho del antiguo buen cine está en ellas y solo en ellas. Y mucho más que me estoy aficionando a las que vienen de los USA o de la pérfida Albión del "Brexit" al ver en sus traducciones un nuevo modo de hablar neoespañol que se va imponiendo como cualquier bobada que la moda dictamine, pero de la que hay que estar al tanto, no sea que le tilden a uno de carcamal viejuno paleolítico.

Por ejemplo, ya nadie es "sincero" en las series televisivas. Todo quisque es "honesto". La palabra "sincero" ha muerto. En español, era sincero aquel que hablaba o actuaba con veracidad, con un modo de expresarse o de comportarse libre de fingimiento, y todos nos entendíamos. Pero como la voz inglesa "honest" significa también "sincero" y aquí estamos siempre a lo último que mande el imperio yanqui, hemos adoptado "honesto" como falsísimo sinónimo de "sincero", mandando al baúl de las palabras putrefractas al adjetivo "sincero" que tanto nos había servido. Así, se continúa tan ricamente con la tradición impuesta desde Anglolandia de vaciar de significado lo que se habla o escribe en castellano, significando las cosas lo que a cada cual le dé la gana y no entendiéndose nadie, que es de lo que se trata. Porque la propia Real Academia contribuye al barullo definiendo "honesto" como (agárrense ustedes, que vienen curvas) "decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto, honrado". Así que cuando el protagonista de una serie, doblada al neoespañol, toma de los hombros al malo y le dice: "Voy a ser honesto contigo: eres un estúpido" (en vez de "Voy a ser sincero contigo: eres un estúpido"), le está diciendo, en recto español, nada menos que lo siguiente: "Voy a ser decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto y honrado contigo: eres un estúpido". Qué barbaridad: un brazo o los dos daría yo mismo por haber alcanzado la mitad de las primeras cualidades. Pero, puestos ya a traducir a lo loco, fiándose de esas expresiones llamadas "falsos amigos" (dos palabras que en dos idiomas suenan parecidas, pero designan conceptos diferentes), ¿por qué no dar un paso más hacia el absurdo? Anímense, vamos allá, les ayudo. "Estúpido" se dice en inglés vulgar "asshole", palabra que puede descomponerse en "ass" más "hole", es decir, en "culo" más "agujero". Así que quedaría el diálogo mucho más "cool" y mucho más "great" y mucho más la pera limonera y mucho más hediondo si los apresurados encargados del doblaje, que parecen haber aprendido español en una academia de analfabetismo rápido, diesen un paso al frente y ofreciesen al espectador de "Juego de Tronos" o "Homeland" el diálogo antedicho con estas palabras: "Voy a ser honesto contigo: eres un agujero del culo". E incluso, sean valientes, podrían crear un neologismo: "Culoagujero". "Voy a ser honesto contigo: eres un culoagujero".

Qué buenos y qué importantes son y fueron los préstamos idiomáticos, los neologismos que añaden o añadieron a nuestra lengua un modo de designar las cosas que lo precisaban: caramelo, mermelada, chubasco, escanciar, bigote, jamón, marioneta? Qué pobreza que hayamos llegado a la estupidez, al culoagujerismo.

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