Transcurrido el primer trimestre del 2017 y teniendo en cuenta que éste es un año colmado de incertidumbres políticas como el "Brexit", ascenso de populismos en las elecciones de Francia, Alemania e Italia, casos de corrupción política, etc., pero también con un impulso positivo en creación de empleo, condiciones financieras de acceso a la financiación ventajosas, incremento del comercio exterior y reequilibrios de las variables macroeconómicas, auguran que la tendencia ya experimentada en el año anterior de crecimiento del PIB, si bien con cierta desaceleración, se va confirmando, pudiendo esperarse a partir de varios estudios publicados un crecimiento del 2,6%.
Sin caer en un optimismo ingenuo, sí tenemos que tener en cuenta que crece la demanda interna, tanto privada como pública y también ha crecido en este trimestre las exportaciones y lo que es más importante el saldo positivo de la balanza comercial.
La tasa de desempleo en España ha alcanzado el 18% de la población activa que continúa lejos del 9,5% de la Eurozona, pero con una reducción progresiva y tendencial que augura mejoras en el futuro, si el resto de variables económicas continúan con un adecuado comportamiento. Los datos a recordar son que están afiliados a la Seguridad Social 17,9 millones de personas y los parados son 3,7 millones de personas que siguen siendo una de las principales preocupaciones de los ciudadanos españoles.
Es verdad que los precios han crecido y la inflación se ha situado en un 2,3%, no obstante el nivel alcanzado estimula la economía frente a períodos de deflación anteriores, pero el acceso al crédito y a una financiación competitiva continúa en este año. Todo esto hace que el motor está funcionando, pero necesita de algo muy importante, que nos lo creamos e incrementemos nuestra confianza y autoestima.
La economía es vulnerable a los estados de ánimo y al igual que el cuerpo humano la enfermedad le afecta, pero con optimismo y ganas por salir adelante, las dificultades se vencen. Este año es crucial para cimentar bases de crecimiento sólido y requiere de confianza. Los indicadores de confianza de los consumidores y de las empresas están en valores positivos no muy altos, pero suficientes para emprender nuevos proyectos tanto personales como empresariales. Ahora esperemos menos confrontación y más aportación a los responsables políticos.
*Economista
