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DESDE MI ATALAYA

Manuel Torres

La fiesta de los maios

Un año más, y ya van sesenta y cuatro, que no es poco, desde aquel ya lejano mayo de 1953, en el que la ACA Santa Cecilia, por impulso del gran artista marinense Manuel Torres, recuperó ésta "Fiesta de los mayos", que con el paso del tiempo había desaparecido de nuestras rúas y plazas, siendo todo un éxito la recuperación de ésta popular fiesta, pues muchos fueron los que lo tomaron con gran interés y que tanto se identificaron, que a lo largo de estos años, se convirtieron en "animadores" y propagadores de esta expresión cultural en honor de la llegada de la primavera. Basta recordar el interés y el esfuerzo de los niños de entonces, que se afanaban en la construcción del mismo, y en aprenderse las coplas, para salir por las rúas y plazas de nuestra villa, cantando alegres y entonados versos. Recordamos ahora aquellos mayos de la escuela de la Banda del Río, o el de "Saudade" de los niños de la calle del Baño, o la embarcación "El Defensor de Pedro" de las niñas de la calle del Sol, entre otros muchos.

Y después de tantos años, a decir verdad, observamos una paralización de aquel empuje, y que no arranca como se esperaba, después de tanto esfuerzo y dedicación de aquellos que la recuperaron, y los que exitosamente la continuaron hasta nuestros días. Podríamos citar a numerosas personas que se implicaron en este hermoso empeño de propagar y velar por el mantenimiento y engrandecimiento de esta expresión popular, pero nos perdonaran dar sus nombres, que por otra parte están en la memoria de todos, por miedo a olvidos involuntarios, por lo que incluimos a todos: maestros, sociedades y animadores particulares, que consiguieron llevar al ánimo de los niños el interés por esta fiesta tan popular, a todos gracias, mil gracias.

A lo largo de estos años, hubo de todo, como es natural, momentos de gran participación y esplendor, y otros no tan animados y participativos, pero hoy, lo que si notamos es una cierta despreocupación por los que tienen que animar y enseñar a niños y jóvenes a participar, tales como colegios, asociaciones infantiles y juveniles, etc. Al tiempo cierto desinterés por parte de la corporación, que al fin y a la postre, es la que tiene la obligación y por tanto el deber, de velar por la continuidad y engrandecimiento de nuestras tradiciones.

No vamos a entrar aquí en cómo se debía o no se debía organizar la fiesta, ni qué medidas deberían tomarse para relanzarla. Pero lo que si queremos hacer notar es que se aprecia que la fiesta de los mayos, pierde popularidad, y ya por la rúas y plazas no se ven a los niños cantando de puerta en puerta para animar el día y recaudar unos reales, por lo que la fiesta pierde autenticidad y popularidad. Porque la fiesta con la participación actual, no deja de ser testimonial y debida al esfuerzo de unos pocos, y lo que a nuestro entender se debe pretender es que sea popular y anime a la participación a todos los barrios y rúas, escuela y sociedades, con más mayos y más barcos que alegren nuestras rúas. ¡Algo habrá que hacer!

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