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El estrés postraumático

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una enfermedad mental que se produce después de haber sufrido acontecimientos que desbordan en las personas sus emociones y esquemas cognitivos, alterando y truncando su vida. Esos dramas son experimentados con perplejidad y pavor y tienen efecto de shock.

La característica de los hechos, no solamente viene determinada por acontecimientos ya preestablecidos como generadores del mismo, bien sean accidentes graves, situaciones en los que la persona haya temido por su vida, guerras, fenómenos de meteorología extrema, agresiones y abusos físicos, y violaciones, etc., sino también por otros acontecimientos muy fuertes emocionalmente para el sujeto, como pueden ser los incendios, discusiones violentas entre seres queridos, víctimas de mobbing, de bullying, robos, extorsiones, desastres económicos, engaños e infidelidades, ruptura de parejas, entre otros. Resumiendo, todo lo que tenga que ver con un impacto y choque emocional en algo que fuera esencial e importante para ellos. En consecuencia, las secuelas pueden desestabilizar psicológicamente a las víctimas por un periodo prolongado.

El deterioro psicológico por el síndrome de estrés postraumático, está en función de las características de personalidad del sujeto, si padecía alguna enfermedad previa, si tenía recursos familiares y sociales de apoyo, entre otros. Algunos pierden el sentido por la vida, desarrollan depresión y viven con fobias, ansiedad y angustia. Se ha comprobado que el haber recibido ese golpe emocional extremo, o sido testigo de un suceso violento, ocasiona unas cicatrices psicológicas que deterioran la salud mental, y necesitan dedicación, esfuerzo y terapia psicológica para superarlas, incluso se ha comprobado que las secuelas se mantienen entorno a 2 años, y en otras personas permanecen el resto de su vida.

Las víctimas con frecuencia pueden sufrir un descenso importante en sus estudios o actividad laboral y deterioro de las relaciones sociales. También es frecuente que se instaure en ellos "dependencia emocional". Los primeros síntomas que pueden presentarse son nerviosismo y ansiedad, miedos y tristeza, llanto, alteraciones cognitivas, confusión, caos, alteraciones en el apetito, en el sueño, y en su grado de actividad, pudiéndose quedar inhibidos, bloqueados o hiperactivos, según su personalidad. Es frecuente que vuelvan a revivir el trauma, por ello se vuelven hipersensibles a los contextos similares o equivalentes a lo que pasó, a las personas, a los pensamientos, llegando a sentir y sufrir de nuevo síntomas extremos, como si todo se estuviera produciendo otra vez. Este volver a revivir los hechos puede aparecer a continuación, o a varios meses de lo sucedido, incluso años después. Les cuesta mucho restaurar una vida tranquila, o como era antes de lo sucedido.

Otra complicación de la gente que sufre este trastorno (TEPY), es que les lleva a consumir drogas, alcohol, o automedicarse. Y tienen mayor riesgo de suicidio. En conjunto las consecuencias probables, vienen marcadas también por una sintomatología frecuente de desconfianza en la gente, visión negativa de las personas, síntomas de hiperactivación como hipersensibilidad, falta de concentración, irritabilidad, alteraciones en el sueño. A ello se suman los síntomas de re-experimentación como pesadillas, revivir los hechos traumáticos, y reactivación fisiológica como nerviosismo, taquicardias, sudoraciones, falta de oxígeno, según cada caso. Suele estar presente el miedo, por ello desencadenan síntomas de evitación, tratando de no querer recordar, o interactuar con la gente relacionada con el drama, los lugares, las actividades y el conjunto de lo que formó parte del suceso traumático. Todo el complejo de síntomas que puedan afectar a las víctimas, les puede llevar a patologías graves, y cuanto antes se pongan a tratamiento, antes volverán a sentir más calidad de vida.

(*) Psicóloga

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