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Tribuna libre

Las ventajas de la variante exterior

Cuando estos días el ministro de Fomento cuestionaba desde Madrid la idoneidad de la variante exterior del AVE, retomando la idea de la integración en Galicia por el trazado de las actuales y sinuosas vías férreas, enseguida reaparecieron en la mente de muchos de nosotros aquellas imágenes que once años atrás, en mayo del 2005, anunciaban la entrada e integración del AVE y de la red ferroviaria en nuestra ciudad, precisamente por esas vías que ahora volvía a anunciar Íñigo de la Serna. Unas imágenes que hablaban por sí solas y que resultaban ser un fiel reflejo de lo contrario a lo pretendido, y que no era otra cosa que la integración de una infraestructura tan importante como el AVE Madrid-Galicia a su paso por Ourense.

Tres años después, en el 2008, el Ayuntamiento de Ourense acuerda con el Ministerio de Fomento sustituir ese trazado por otro, conocido por todos como variante exterior; un trazado que bordea la ciudad de Ourense por el Este, discurriendo por debajo de Montealegre, cruzando el río Miño a la altura de la presa de Velle y llegando a la estación del Empalme, en el barrio de A Ponte, a través de la línea férrea de Monforte. Un trazado analizado, discutido, consensuado y aprobado en su momento. Un trazado que no da lugar a discusión y que ha logrado el apoyo mayoritarío de la ciudadanía. Un trazado integrador al que sólo le falta el querer hacerlo.

No entraremos en todos los problemas que supondría el volver a la propuesta inicial que estos días retomaba el ministro, y que ante el pronunciamiento de muchos ha sabido corregir, pero sí hablaremos de las posibilidades que nos dará el trazado de la variante exterior a nuestra ciudad.

Esta variante permitirá liberar los miles de metros cuadrados que en la actualidad ocupan la vía férrea y sus espacios de afección, desde Seixalbo hasta la estación ferroviaria de A Ponte, pasando por Mariñamansa, Barrocás, San Francisco y As Lagoas, posibilitando en un medio plazo, generar ese gran espacio público que realmente dignifique todos aquellos lugares que de manera obligada han tenido que dar sus espaldas a la vía férrea.

Eliminará una histórica brecha que ha fragmentado la ciudad de norte a sur, desde la estación del Empalme en A Ponte hasta el sur de Seixalbo, permitiéndonos crear un gran espacio público lineal, un gran corredor verde por el que podrá discurrir el transporte público ligero y que convivirá con senderos y espacios públicos para los peatones y las bicicletas, conectando la ciudad de Ourense desde una punta a la otra, sin apenas desniveles.

La variante norte y la consiguiente liberalización de los terrenos de la actual vía férrea nos permitirá reordenar todo ese territorio consolidado, dotando a nuestra ciudad de una nueva fachada urbana, un extenso boulevard que cosa, unifique, integre, dignifique, dinamice y comunique adecuadamente los diferentes barrios de nuestra ciudad.

Obtendremos ese gran espacio lineal que dotará de verdaderas zonas verdes y espacios públicos de recreo a todos los ciudadanos, otra vez desde Seixalbo hasta A Ponte. Una actuación que generando espacios públicos de calidad, ayudará a mejorar la golpeada economía ourensana; nos ayudará, como tantas veces hemos dicho, a vivir, a trabajar y a disfrutar más y mejor de nuestra ciudad.

Y es que a nuestra ciudad la hemos de entender, al igual que al resto de nuestros paisajes, como un elemento dinámico, vivo, formado por diferentes sustratos en los que cada tiempo, cada generación hace su aportación. Y hemos de pensar nuestros espacios desde el consenso, a largo plazo, más allá de los cansinos cuatrienios marcados por las agendas políticas. La racionalidad, el conocimiento y la reflexión nos dicen que los tiempos en los que estamos son tiempos de costura, sí, tiempos para unir.

Construyamos la variante exterior, un tramo más de la línea de la Alta Velocidad que une Madrid y Galicia, y que resultará tan ventajoso para cualquier ciudadano de Madrid como para otro de A Coruña o de Ourense. Hagámoslo decididamente, con la precisión que requieren puntos tan singulares y sensibles como el río Miño o el barrio de O Peliquín, y cosamos con un fuerte hilo esta gran cicatriz que tiene nuestra ciudad a lo largo de todo su cuerpo, no tendremos otra oportunidad para hacerlo. Lo contrario será profundizar en la herida de manera mortal, y Ourense, Galicia, no se lo puede permitir. Lo contrario trae a nuestras mentes tristes historias vividas en un cercano y amigo lugar compostelano.

(*) Presidente de la delegación del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia en Ourense.

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