Acercarse a cualquiera de las actividades que realiza la Asociación Amigos de la Ópera de Vigo, es entrar en el mundo de la pasión por el género lírico en estado puro. Asombra, por otra parte, que este colectivo aún no sea conocido como merece por la sociedad viguesa, pese a las más de cuatro décadas de actividad musical y escénica en la ciudad.

Que la ópera está viva en Vigo, es un hecho que puede constatar cualquiera de los espectadores que asistieron a las cada vez más ambiciosas programaciones de su Outono Lírico.

Con la representación de Nabucco se pudo disfrutar de un espectáculo tremendamente actual y correctamente encajado desde la dramaturgia, la dirección y la escenografía. Son espectáculos como éste los que nos vuelven a decir que los clásicos están ahí para hablarnos continuamente de nuestras problemáticas actuales. A quienes piensen que la ópera es un formato obsoleto o amanerado, les invitaríamos a que vieran este proyecto representado en Vigo gracias al coraje y gestión de la Asociación Amigos de la Ópera de Vigo.

Es muy gratificante asistir a una actividad y observar el respaldo e interés del público. Así sucedió el domingo día 9 en la representación de Nabucco. También lo manifestó el barítono Luis Cansino dirigiendo unas palabras al público en la ovación final. Aunque es bien cierto que la demanda del público es esencial para afianzar el hábito y gusto por los espectáculos líricos, también se hace imprescindible un apoyo de instituciones públicas y privadas (entidades bancarias, empresas particulares?) que hagan más llevadero el encomiable esfuerzo de coordinar la gestión de un espectáculo tan complejo como lo es uno operístico. Pensemos que, de forma directa e indirecta, una producción así implica a más de dos centenares de personas en los diferentes ámbitos del ámbito de los espectáculos en vivo: desde actores, músicos? hasta servicios de sastrería, iluminación, decorados, taquilla, transporte, alojamiento? Por esta razón es de justicia pensar en la necesidad de apoyar iniciativas de este tipo que consolidan las industrias culturales vinculadas a las Artes Escénicas, evitando subcontratas fuera de la ciudad o la propia comunidad autónoma.

Un evento de esta envergadura no sólo se debe medir de forma crematística (aunque facilita la consecución de diversos objetivos y medios) sino que conlleva una incalculable cantidad de bienes intangibles. Empezando por lo que supone la ópera en lo referente a "unión de todas las artes", lo calificaríamos casi como la expresión artística más completa. También puede ser aún más gratificante si el nivel artístico e intelectual de la propuesta, como vimos la pasada noche, consigue revisar la obra para acercarla al espectador actual o recordarle que lo que se ve en las noticias es una problemática inherente al ser humano, aunque posible de solucionar con su voluntad. Es a través de espectáculos así donde nos damos cuenta de la necesidad que tenemos los humanos de reunirnos ritualmente para enfrentarnos a los fantasmas de nuestra realidad y enfrentarnos a ellos o conseguir purificarnos (catarsis).

Por todas estas razones básicas, o de raíz diríamos nosotros, propuestas generadas por personas y colectivos locales realizadas con tanto esfuerzo como entusiasmo, están gritando -sin desafinar una nota- tener el valor y consideración que merecen entre instituciones y la sociedad viguesa. Es tanto el cariño y respeto que cada uno de sus componentes destilan en cada una de las actividades y representaciones, que sorprende que ningún responsable cultural ofrezca un respaldo más firme y estable a una iniciativa así que genera tanto movimiento e impacto entre los habitantes de la ciudad.

Si la ópera es fugaz, en tanto pertenece al acto irrepetible de la representación como el teatro, puede conseguir una profunda huella en la conciencia de los espectadores. Es esta circunstancia la que le da un valor sin precedentes como acto de comunicación. La actual revisión del Nabucco de Ignacio García y David Martel nos genera ecos de la realidad entre judíos y sirios. Quizás, si uno se pudo olvidar de la belleza musical alcanzada por la orquesta, coro, solistas y el director musical? fue porque realmente estaban al servicio para contar una historia. Con situaciones así es cuando uno se da cuenta de que los espectáculos son ideales cuando funcionan como una unidad, más allá de destacar una u otra sección.

La ópera está viva en Vigo. Ya lo vimos este domingo. No dejemos que escape nuestra oportunidad para apoyar iniciativas de tal calibre artístico en nuestra ciudad.

*Profesor del Departamento de Escenografía, Escola Superior de Arte Dramática de Galicia