La dolorosa bofetada que propinó Maersk al Puerto de Vigo ha sacado los colores a los responsables. Y están aquí. Acomodados en la dinámica actividad de sus muelles unos y otros, descuidaron las alertas sobre golpes como el del gigante danés. Los dirigentes de Praza da Estrela estaban a sacar pecho político,y las empresas accionistas de la estiba, a sacar tajada de un anacrónico funcionamiento que otros puertos donde ahora buscan culpables supieron cuando menos aliviar. Mejor nos irá taponando cuanto antes las vías de aguas en vez de buscar enemigos ajenos. Lo ocurrido es una demostración de que en el Puerto vigués las cosas no se hicieron lo bien que deberían para ofrecer una oferta logística atractiva en todos los frentes. Pongámonos a ello cuanto antes.
