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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las dudas

A partir del hecho de que solo hay una persona que puede, estatutariamente, adelantar las elecciones gallegas, y de que ésa es una decisión que merece -y exige- reflexión, pocos reproches puede merecer el dato de que el señor Feijóo se lo esté pensando despacio. Lo que en cambio sí requiere alguno y desde luego la consideración de error, es que su señoría se haya instalado en lo que aparenta duda sistemática en grandes asuntos de interés general.

Es una opinión personal, desde luego, pero argumentada en datos significativos. Sobre todo el aún reciente del largo titubeo de don Alberto acerca de si repetiría como candidato, a pesar de que eso provocaba desasosiego en las filas de su propio partido, consciente de la importancia electoral de la decisión. Porque si es cierto que no hay imprescindibles, también lo es que algunos casi lo son y, en todo caso, bastantes más prescindibles que otros,,

(Las dudas del presidente han levantado ya críticas entre aquellos que más le temen ante las urnas, que son sus rivales políticos, Ya se ha destacado en la tarea el alcalde de Vigo, a pesar de que su condición institucional exigiría una mayor prudencia. Ocurre que la situación de vacío en el PSOE gallego quizá exija que el señor Caballero actúe de facto como su portavoz aunque eso,a la ciudad más importante de Galicia, no le convenga,

Siempre desde un punto de vista personal, parece evidente que la buena relación entre municipio y Gobierno gallego, aparte las siglas de sus mandatarios, producen más beneficio que perjuicio. Y hay ejemplos: la sintonía -que no era afinidad política, pero tampoco abierta hostilidad- entre el entonces alcalde socialista de Santiago Xerardo Estévez y Manuel Fraga, presidente de la Xunta, le dio a la capital de Galicia aún más esplendor y réditos a sus habitantes,)

Se trata, en definitiva, no solo de demostrar sentido común sino también de lo común y poner ambos al servicio de la colectividad.Y las dudas del jefe del Ejecutivo gallego, aunque en cierto modo lógicas, pueden significar también perjuicio porque acaso se tomen -o se presenten por otros- como señal de inseguridad, y nada hay peor para un líder que dar esa sensación al electorado. Debería tenerlo en cuenta el señor Núñez.

Por otra parte, y siempre desde el respeto -faltaría más- a la facultad exclusiva de su señoría, la coincidencia entre generales y gallegas reduciría significativamene el margen para analizar y debatir con sosiego y profundidad asuntos de interés estratégico para este antiguo Reino. Y ese "detalle" debería contar a la hora final, cuando don Alberto Núñez Feijóo deje de vacilar, o parecerlo.

¿No?

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