Quizás porque cita al filósofo comunista Jacques Rancière -como otros citan a Einstein sin entender la Teoría de la relatividad- a Iñigo Errejón lo reputan el listo de Podemos. No me extrañaría que lo fuera visto el nivel del resto, empezando por el sospechoso bagaje cultural de Pablo Iglesias Turrión. La confirmación de la sospecha se encuentra por doquier pero una buena síntesis aparece en un texto de Andrés Trapiello (publicado en el Magazine de La Vanguardia el 10 de enero de 2016) que el erudito y bibliófilo Sergio Campos me envió desde Berlín. Entresaco estas líneas: La noche del 20D Pablo Iglesias proclamó triunfal (.) que volvían a España las voces de Margarita Nelken y Clara Campoamor, de José Díaz y de Andreu Nin, o sea las voces de quienes, como Nelken, persiguieron a las Campoamor, o las de quienes, como Díaz o Bergamín, estuvieron detrás o justificaron el asesinato de Nin (.) Sí, ahora que lo pienso, parece que vuelve el potaje histórico, y después de la remontada, los sueños de revancha.

La anterior acotación deja translucir el cacao mental, la demagogia guerracivilista, la ignorancia fanfarrona y el desprecio del Excelentísimo Sr. Pablo Iglesias para con los votantes, que toma por lerdos totales o, como mínimo, por masa amorfa y manipulable a la que se le puede contar cualquier cosa. Solo le faltó añadir lo de sirios (sic) y troyanos.

Los cuentos de Errejón

Veamos ahora lo que cuenta el Excelentísimo Sr. Errejón. En su artículo Desprecio patricio (EP, 16/01/2016) se queja de las reacciones indignadas que los miembros de las élites culturales y parlamentarias que detentan (sic) las posiciones dominantes volcaron sobre los diputados de Podemos -elegidos por el pueblo (sic)- molestos por las formas y lenguajes de los parias incontados. Por incontados (neologismo que encuentra en Rancière) entiende Errejón, que se expresa con la precisión de Sitting Bull, los/las personas que no cuentan en términos de poder.

De todo ello deduzco que Errejón airea opinión asaz asimétrica de lo que es indignación toda vez que su delirante panfleto constituye caso de escuela periodístico de pública y estentórea indignación por el elemental ejercicio de la libertad de expresión ajena. Libertad que tacha -manda narices- de prejuicios aristocráticos. Lo cual no impide que en Podemos gusten también de dichos prejuicios pues, que yo sepa, no han renunciado al tratamiento de Excelentísimo/a Sr./Sra. (Señoría en el Congreso) que corresponde por el cargo de diputado. Singularmente, deben pensar que en su caso el tratamiento está más que justificado habida cuenta que ellos han sido elegidos por el pueblo (sic), como señala insistentemente Errejón ¿Y los demás?: por las ovejas. Asimismo, los chicos y chicas de En Marea dejaron bien claro quien manda: O povo é quem máis ordena. El pueblo español, por cierto, ya ordenó la escala de preferencias aunque a esa gente le importe un pito: España no es Grecia. No lo es, claro que no. Un año después de haber accedido al poder, Tsipras se enfrenta a una huelga general el 4 de febrero lanzada por quienes le habían votado. La retórica izquierdista ha fatigado a los griegos como fatigará aquí la de Podemos: no se puede ser sublime ni estupendo todo el tiempo.

Zafiedad

Ahora bien, el pueblo que cuenta para Errejón aunque minoritario y voluble (tanto que elige un parlamento de derechas en Venezuela y un presidente conservador en Portugal) parece tener más derechos que las ovejas que votaron a otros partidos pues quienes son elegidos con estos votos detentan (sic) el poder. Eso escribió el Excelentísimo Sr. con todas las letras. Grave acusación -maldita sea, alguien debe decírselo- detentar significa Retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público.

Mira por donde, semejante lerdo -y sin embargo Excelentísimo Sr.- quiere salvar España. Lerdo y fascista. Sépase, Errejón fue cofundador de la asociación Contrapoder que organizó las manifestaciones de rechazo, vulgo escraches, a la presencia de Rosa Diez en la UCM. Esta confluencia con ETA en el odio a Rosa Diez, en común chapoteo en el lodazal moral contra los constitucionalistas, aclara definitivamente por qué Errejón ha axiomatizado la plurinacionalidad de España y cohonestado el derecho a decidir y el de un referendo vinculante de independencia en Cataluña (y en el País Vasco y en Galicia) que no reconoce la ONU, ni la CE ni ningún organismo internacional. En un Excelentísimo Sr., tanta zafiedad espanta.

Malditos ricos

¿Qué decir del resto? Del Excelentísimo Sr. Alberto Rodríguez, diputado canario de Podemos, digo que tiene todo el derecho del mundo a exhibir peinado rastas, o lo que sea. Lo que debe cambiar Alberto Rodríguez es la cara. La cara dura. Este Excelentísimo Sr. pretende haber entrado en política para que los ricos no maltraten a los pobres. Resulta que, según el susodicho, su abuela era costurera, cosía para las familias ricas y cuando iba a cobrar a veces le arrojaban el dinero al suelo. De lo cual no hay noticia ni en la Rusia zarista aunque quizás sí en algún culebrón de la televisión chavista. No obstante, nunca se sabe, habrá que preguntarle a la Excelentísima Sra. Bescansa que, siendo de familia adinerada, conocerá las costumbres de los suyos.

¿Excelentísima Sra. Bescansa, arroja usted al suelo el dinero cuando le paga a la niñera ecuatoriana que cuida de su popular hijito si no está en sesión fotográfica parlamentaria? ¿Ha visto usted en su acaudalada familia que se comporten de esa guisa con el personal y subordinados? ¿Cree, Excelentísima Sra., que los poderosos de su entorno gastan esos modales? ¿Opina como su compañero, el Excelentísimo Sr. Rodríguez, que gracias a Podemos las señoras pudientes ya no arrojarán más el dinero al suelo cuando paguen a las costureras desvalidas? Menos mal, alabado sea el Santísimo, no sé qué iba a ser de nosotros sin Podemos.

Rancière

Y aunque ya tengo algo dolorida la diestra no puedo evitar extenderme unas cuantas líneas en aras de reseñar lo más jugoso de la declaración de principios del Excelentísimo Sr. Errejón. Me refiero a la referencia a Jacques Rancière, su aval político y moral.

Rancière representa al intelectual arquetípico que se debate en el mercado de las ideas para encontrar ubicación. Este mercado es, en París, especialmente competitivo lo que obliga a extremar y radicalizar el discurso para hacerse oír entre tanto chalán vendiendo ideas. Lo decía de otra forma en mi anterior artículo y lo reitero: "Una de las explicaciones propuestas a la deriva hacia la radicalidad es que los intelectuales menos brillantes y más corruptos y con mayores ansias de empoderamiento, para no perder protagonismo exponiendo ideas que podrían pasar por banales o poco avanzadas, se enzarzan en una competición declarativa maximalista que arrastra a otros miembros del grupo". En esta línea, Rancière se abrió paso a codazos para encontrar su espacio: a la izquierda de la izquierda. Para abrir boca, mató al padre, es decir, a su maestro Louis Althusser al publicar La Leçon d'Althusser.

En política, el discurso de Rancière es elemental, casi infantil al recurrir a los habituales lugares comunes izquierdistas. Para él, la cultura y la política han sido manipuladas y confiscadas en nombre del universalismo de centralidad sesgadamente occidental que monopoliza un absolutismo de formas, monocromático, impermeable a la polisemia de la urdimbre social. Y digo yo, para este viaje no hacían falta tantas alforjas pues eso mismo, aplicado a la época, lo escribió con mejor letra Étienne de la Boétie a los dieciocho años en su requisitorio contra el absolutismo (Discours de la Servitude volontaire )

En consecuencia, las tomas de posición de Rancière son harto discutibles -dicho sea por lo fino- hasta el punto de que no queda nada claro si, a raíz de los atentados que ha padecido Francia recientemente, se coloca del lado de los terroristas (o los entiende) o del de las víctimas o, peor aun, equidista. Sin duda alguna, Errejón escogió el maestro que se merece. Rancière -a la par de sátrapas y otros talibanes de por el mundo adelante- considera despectivamente que "los grandes valores universalistas" son los instrumentos new look del imperialismo occidental. Fuera y dentro de Occidente. Esos conceptos son, por tanto, puros instrumentos de dominio que no pueden servir, verbigracia, para liberar a las mujeres sometidas en algunos ámbitos del islamismo. No hay, según Rancière, y esa es su canallesca coartada, liberación posible por liberador interpuesto. Desde su alta torre de marfil, el maestro de Errejón señorea el panorama y concluye que las víctimas, a ojos occidentales, quizás no lo sean bajo otro punto de vista pues ellas saben bien lo que les conviene.

Así, el universalismo, la libertad de expresión, los derechos humanos, las libertades formales, el humanismo o la democracia son la máscara de la explotación y del neo-imperialismo ideológico que desemboca en nuevas formas de racismo fuera de los países occidentales. Dentro de Occidente, Rancière y su monosabio Errejón no rechazan explícitamente esos valores -los aceptan retóricamente- pero quieren desposeer a quienes hoy detentan el poder cultural para entregárselo a los que nunca lo han tenido. Que es algo así como entregarle un Airbus a quien no sabe pilotar.

Sin embargo, Jacques Rancière no es un cualquiera; Errejón sí, al repetir sin ton ni son el discurso del maestro. Jacques Rancière es el puro producto de las élites intelectuales francesas sometidas a procedimientos de selección impresionantemente difíciles: École normale supérieure, agrégation, catedrático emérito Paris VIII. En historia y teoría del arte Rancière ha escrito páginas estimables (Aisthesis. Scènes du régime esthétique de l'art, 2011; La Méthode de l'égalité, 2012) doblemente meritorias al ser capaz de enfrentarse a Pierre Bourdieu cuestionando la unidad de la obra de arte.

Esa diferencia de talla intelectual entre Rancière y Errejón -habíamos quedado en que es el listo de Podemos- es lo que asusta en suponiendo que personajes tan minúsculos puedan llegar a gobernar ¿Por qué esa gente quiere implementar en España propuestas políticas y económicas que han fracaso universalmente? Porque en su soberbia enfermiza creen que si han fracasado ha sido por no haberlas dirigido ellos personalmente.

* Economista y matemático