A ver, carinhos meus ¿Quién no recuerda aquella explosión festiva que vivimos en el barrio viejo el pasado año, el Festival Nun Local? ¿Quién no aquel fin de semana en que más de 30 locales del barrio del más diverso género, desde mercerías a restaurantes, vibraron con actuaciones de música, teatro, exposiciones, etc? Pues como ayer encontré en el restaurante Picadillo a Edward Morgan, su organizador, puedo adelantaros lo que me dijo mientras tomábamos un agua mineral sin gas: ya está en plena marcha la organización de la segunda edición para el último fin de semana de octubre, con medio centenar de locales que han ofrecido su espacio para actuaciones. Edi Morgan (649349763) es un tipo cordial y emprendedor nacido en Swazilandia pero tan integrado entre nosotros que ha conseguido organizar el año pasado con rotundo éxito el más intenso fin de semana artístico que ha vivido el barrio viejo vigués, ayudado por colaboradores desinteresados como el fotógrafo Jorge Santomé, Declan y Fiona Lyons, Ana Cruces y Feidhlim Hanrahan..., todos habituales del Casco Vello, aunque Edi precisa más voluntarios para ayudar en la gestión del festival (de dinero, nada). Y en octubre repetiremos. Se trata de crear una plataforma para las artes en Vigo y mostrar que las salas grandes no son los únicos sitios donde se puede tocar, actuar, o exponer. ¡Preparaos y coged sitio!
Carlos se fue a Chelyabinsk
¿Y qué diantres pinta hoy el fotógrafo vigués Carlos Rodríguez, de larga trayectoria, en la ciudad rusa de Chelyabinsk, en la vertiente oriental del Ural y por la que pasa el tren Transiberiano? Yo hablé con él cuando cogía el avión desde Valencia a París-Moscú para llegar no sé cómo a esta ciudad rusa, donde en su Museo de Historia y Arte Contemporáneo se inauguraba su festival fotográfico anual, en el que participan fotógrafos de distintos países. Pues a eso iba pero como invitado especial. Carlos presentaba una exposición individual con 50 fotografías en gran tamaño, "Silence and Conclusions¨,que marcan una nueva etapa fotográfica suya. Ahí es nada, Charles.
Fernando, de la saga Ruibal
Ayer comí en el Cosmos en plan snack unos gozosos huevos con chorizo y patatas con Fernando Ruibal Argibay. No lo veía hace 8 años, desde que se marchó a vivir a Pontevedra tras cerrar la sala de arte que tenía en la Plaza de la Princesa, ahora con vertida en ciber. Un signo de los tiempos. Fernando procede de una familia de artistas ya que, si su madre, Yoya, fue pintora naif, su hermana, Mercedes Ruibal, también lo era (aparte de autora de "Confesiones de una volatinera con bragas de repuesto al fondo"),como su otra hermana, la cantante Ángeles Ruibal, su cuñado, el arquitecto Agustín Perez Bellas o su hermano, el dramaturgo José Ruibal. También Fernando, que tiene ya 80 tacos aunque no lo parezca, hace años que tiene a la poesía como íntima pasión y ya en 2007 yo hablé de dos poemarios suyos escritos entre 2003 y ese año pero los que ayer estuvimos leyendo antes de comer son dignos de ser publicados ya. Hay poemas al amor, al desamor, a la luna, al mar, a las galernas... que son el producto no solo de una aguda sensibilidad sino de un continuo perfeccionamiento en la elección del verbo. Tal es la cosa que ya espera prólogo del académico Sabino Torres para editar dos libros con una selección de esos poemas.
