La formación siempre ha sido muy importante tanto a nivel personal, como profesional pero en los últimos años, con la crisis económica, ha quedado más patente que sin ella, no hay empleo. De los 4,5 millones de personas sin trabajo que hay en España, el 35% tiene un bajo nivel de formación.

Hasta hace unos años, una persona podía abandonar temprano sus estudios y encontrar trabajo en sectores como la construcción, pero esa realidad ya no existe. De hecho, la Comisión Europea ha declarado que hasta el 2020 la demanda de trabajadores con baja cualificación caerá un 28% en Europa, lo cual nos deja en una situación alarmante ya que somos el país europeo con mayor fracaso escolar: 11 millones de españoles no han terminado la ESO.

A la vista de estos datos, resulta gratificante saber que más 26.000 jóvenes gallegos han decidido retomar sus estudios este año. Sin duda, esa es la vía para que encuentren empleo y logren evitar la precariedad que se sitúa, fundamentalmente, en los trabajos de baja cualificación.

Pero, además de formarse, es aconsejable hacerlo en los sectores que están generando empleo en nuestro país que son, según la Comisión Europea: los relacionados con vida cotidiana (servicios a domicilio, atención a la infancia, ayuda a los jóvenes con dificultades), mejora de la calidad de vida (mejora de alojamientos, seguridad, transportes colectivos locales, revalorización de espacios urbanos, comercio de proximidad, gestión de la energía), cultura y ocio (turismo, audiovisual, valorización del patrimonio cultural, desarrollo cultural, local, deporte) y medioambiente (gestión de residuos, gestión del agua, protección y mantenimiento de zonas naturales, reglamentación y control de la polución y las instalaciones correspondientes).

Mención aparte merece el sector TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) porque es el que más empleo está generando. Según la Comisión Europea, en España se crearán 500.000 puestos de trabajo en TIC hasta el año 2020, de los cuales, el 90% se ubicarán en Galicia, donde el sector no deja de crecer. Solo entre 2015 y 2016 se generan en nuestra comunidad 2.000 empleos en TIC concentrados, sobre todo, en A Coruña, Vigo y Santiago. En concreto, los puestos más demandados son programación en Java,programación en distintas plataformas para comercio electrónico, desarrolladores de aplicaciones para móviles, virtualización, consultores y comerciales TIC.

Lógicamente, no es suficiente recomendar a los jóvenes que se formen para trabajar en sectores emergentes, la Administración es quien tiene que crear políticas de empleo acordes con las necesidades del mercado. Algo que, pese a la última modificación de la normativa de formación (RD 4/2015) sigue sin ser una realidad.

Tenemos el gran reto de formar a una gran cantidad de personas, en poco tiempo, para cubrir las vacantes que se crearán en los próximoscinco años. En 2020 la mitad de los trabajos que se generen requerirán una cualificación profesional de grado medio y el 35% una titulación superior. Esto obliga a realizar acciones dirigidas a incrementar los niveles de formación, tanto de la población en edad escolar, como dela población adulta.

Hay que tener en cuenta, además, el punto de partida de cada persona a la hora de orientarla y decidir su itinerario formativo. En algunos casos será suficiente con un breve curso de especialización para acceder a un trabajo técnico, en otros, habrá que dotar al alumno de otros conocimientos básicos antes de proceder a su especialización.

Para puestos que requieren una alta cualificación, se debería preparar rápidamente a desempleados que ya tengan un nivel formativo medio, independientemente de si están o no en riesgo de exclusión porque dejar puestos de trabajo sin cubrir, por falta de personal capacitado para ellos, sería un error garrafal que llevaría a que las empresas tuviesen que asentarse en otros territorios donde dispusieran del personal que necesitan.

Por estos y otros motivos, desde la Asociación Nacional de Centros de Formación (AECFE) insistimos en la necesidad de que la formación sea tratada, por la Administración, como una actividad económicaestratégica en la que las empresas de formación seamos gestoras de unos fondos públicos o privados y donde el beneficiario sea el alumno.

Reclamamos una formación que esté claramente dedicada a la lucha contra el desempleo. En la que se prime la calidad y la adecuación al mercado y al alumnado y que sea impartida por centros acreditados con demostrable solvencia técnica y financiera para desarrollarla.