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Tribuna libre

Coronación de la Virgen de los Milagros

La primera idea de coronar a la Virgen surge en las novenas de 1959, cuando el superior y administrador José Rodríguez lo propone a la comunidad. Luego, también es él promotor de todo el proceso. En las novenas de 1963, día 7 de setiembre, es el propio obispo quien lo anuncia para las de 1964. Inmediatamente hace las diligencias ante la curia pontificia, y el 19 de diciembre del mismo año 1963, su Santidad el Papa Paulo VI da la Bula de coronación canónica de la imagen de la Santísima Virgen María en el Santuario llamado de los Milagros, imponiéndole corona de oro, según el rito y fórmula prescritos. Razón: por la atención espiritual que allí se imparte.

La preparación comienza el 7 de febrero de 1964, con el nombramiento de dos comisiones: comisión de honor y ejecutiva, y manos a la obra. Preparación del espacio para la acogida y actos, accesos al santuario y complicada organización de tráfico, actos a realizar, autoridades y personal de asistencia en todos los aspectos, implicando en ello a los 4 alcaldes del entorno.

Y preparación espiritual. Una semana antes de la coronación, 15 Paúles predicaron triduos en las parroquias del Val do Medo. El 25 de agosto, por expreso deseo del señor obispo, se llevó la imagen de la Virgen a la catedral, celebrándose solemnísimo triduo.

La coronación fue el 6 de setiembre. Madrina Carmen Polo de Franco, que por cierto, dijo que muchos años antes, recién casados, peregrinara con su esposo a los Milagros. Asistieron los ministros de Gobernación, Camilo Alonso Vega, y de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne; capitán general de VIII Región, Cástor Manzaneda, y autoridades provinciales. Delegado pontificio fue el emmo. Cardenal Fernando Quiroga Palacios, arzobispo de Santiago, ademas de monseñor Temiño Sáenz, asistieron los obispos, Miguel Nóvoa Santos, auxiliar de Santiago, monseñor Demetrio Mansilla de Ciudad Rodrigo, arzobispos de Braga y Vilarreal, este con su auxiliar, obispo de Las Azores y abad mitrado de Samos, Mauro Pereira.

La corona de oro, obra del orfebre de Vigo Ramón Fernández, con 10 esmeraldas, 35 rubíes, 36 brillantes en estrellas y aureolas, 108 brillantes y dos zafiros, es contribución de los devotos de la Virgen, que para ello se desprendieron de sus joyas, pieza a pieza

Las 12,15 daba el reloj; salió la Sagrada imagen a hombros de los cuatro alcaldes, Baños de Molgas, Maceda, Xunqueira de Espadañedo y Vilar de Barrio, en procesión hacia el estrado preparado, ya esperando oficiante y autoridades. La multitud, inmensa, llenaba ambas explanadas, dentro y fuera, incluso la robleda.

El acto empezó a las 12,30 con la misa oficiada por el Cardenal Quiroga. Terminada, se dio lectura a la Bula de Coronación, y a seguida hizo la ofrenda de la corona, en nombre de la provincia, el gobernador civil de Orense, José Mª López Ramón, con bella intervención. Le contestó el señor cardenal, que tras emotivo prólogo recordando que sus padres, apenas nacido, lo habían ofrecido a la Virgen de los Milagros, impartió hermosa lección de Mariología, aplicada a Nª Sª de los Milagros.

Fue entonces cuando el señor cardenal, ayudado del obispo de Ourense, coreado por atronadora salva de aplausos y flamear de pañuelos, impuso la corona sobre la cabeza de la Sagrada Imagen.

El comisario de Tráfico calculó en 50.000 el número de los que asistimos a tan fausto acontecimiento, todo en orden y sin ningún percance o accidente.

Origen histórico

La sencilla, buena fe del pueblo, deseosa de saber del origen de toda ermita o santuario solitario, si ignorado, acude al lugar común de la aparición de la Virgen, en nuestro caso a una pastorcita sobre un viejo roble. Otra es la realidad del santuario de Nª Señora de los Milagros. Es bastante probable que se trate de una cristianización primitiva. Pruebas directas y positivas desde luego no las hay, pero si indirectas, que aparecen cada vez más claras y fehacientes, posibilitando el hecho sin duda frecuente de la cristianización.

El lugar donde se halla, Monte Medo -nombre hoy extendido a todo el valle- señala un monumento arqueológico del más antiguo nivel. Según autores como Díaz Sanjurjo (BCMO, II, 320), ocupado por los romanos como campamento de los esclavos que beneficiaron a mina abierta la montonera de canto rodado hacia Vilar de Cas en busca de oro. Aquí tiene su origen sin duda, con la cristianización aparejada, el hecho de llamarse, solo aquí y en 10 km. en torno, casteiro (lat.vg. *cuestarius, < lat. quaestor "cobrador de impuestos"; Porta da aira, nº 10, 343) el que recoge por los pueblos la avinza de Cofrade de los Milagros, en otras partes ermitaño.

Próximamente defenderemos la posibilidad de que, en el ara cristianizada de Ambía, dedicada a Analso IN DEI NOMINE, se trate del modo más primitivo de canonización: la elevatio a terra. (Div. rerum, nº3,88). Acorde y sincrónico con todo ello es el hecho de que las 5 aras o lápidas precristianas del valle (Santa Eufemia, Presqueira, S.Pº de Pías, Santa Baia de Escuadro y Asadur) hayan llegado a nosotros, recogidas al pie de altares. (Auriensia, nº2, 151s.).

Los Milagros sería una ermita en el Medo, cerro paganizado más destacado en medio del valle, a la vista de la Vía Romana 18 de Braga a Astorga, por siglos solitaria y sin importancia. Más tardío, pero de forma parecida, tal fue el origen de San Mamed en la cúspide del Montem Toro en el S.X, fecha desde la cual, olvidado el antiguo nombre, recibe el nombre del Santo Ermitaño. Tanto el valle como la sierra fueron de S.Rosendo, según documentos de Celanova. (Porta da Aira, nº4, en prensa).

En alguna visita del siglo XVII hay ya referencia a una ermita del s. XIV. Del siglo XVI es la talla polícroma de la Virgen, y de su retablo las dos buenas tablas de la Purificación y Coronación de la Virgen que hay en la sacristía, manieristas.

En el siglo XVII se da una gran afluencia de romeros y devoción, de que queda buena constancia en las visitas pastorales (1624, 1632,1640, 1651, 1659, etc. hasta la de 1694).En ellas aparece como dependiente del cabildo, a través de S.Juan. de Vide.

Advocación

Hay, en torno al año 1700, un hecho fehaciente, incontrastable, y por espontáneo vox populi: la que siempre se llamara Nosa Señora do Medo, empieza a llamarse, y desde 1731 siempre, Nosa Señora dos Milagres. La afluencia era tal que el segundo templo, probablemente manierista -la linterna de la cúpula puede verse al lado del santuario-, era del todo insuficiente. Así, como las limosnas recogidas por el casteiro y en la hucha para el caso eran cuantiosas, en 1731, siendo obispo Fr. Andrés Cid, se inició el templo actual. Constructor principal Fr. PlácidoIglesias, benedictino de Celanova, en 1740 solo estaban la capilla mayor y sacristías. Con nuevas aportaciones, siguen las obras, en mejor estilo y de mayor prestancia, rematando en el año 1768. Con acertada previsión, se dotó la fachada de alto un balcón. Es la solución para las grandes aglomeraciones que cada año se dan en algunas ocasiones.

Hay que apuntar aquí, que por 1760 deja el santuario de depender de S.Juan.de Vide, y es el obispo quien nombra administrador del santuario. Ya a finales del XVIII hay preceptoría al lado del santuario, por él mantenida, a que acuden los chicos de todo el contorno. Del 4 al 5 de marzo de 1809 están los franceses aquí, sin cometer mayores desaguisados. Más incordiante fue la desamortización desde 1840, y hasta bien entrado el S.XX. En las fiestas de la Virgen del año 1869, predicando en forma de misión dos Padres Paúles, el obispo Ilmo. Sr. Cuesta y Maroto los encargó del santuario como sus administradores.

La devoción a Nuestra Señora de los Milagros se palpa desde que tenemos noticias positivas claras por las visitas del siglo XVII. La devoción y milagros de la Virgen, que constan desde ese tiempo, son los que operan, en la mente y boca de la gente, el cambio de nombre. No es otro el autor. Es evidente, además, por las limosnas, sobre todo desde 1700, que posibilitan la erección del gran templo. Lo que en el S.XVII era devoción de la provincia de Ourense, se extiende de tal forma que desborda los términos de Galicia, con su cofradía y devotos (cf. Libro de Cofradía de 1731), nombres y lugares de las provincias vecinas y del norte de Portugal. Dice en 1777 Pedro Glez. de Ulloa, capellán de los Estados del Conde de Monterrey: "en varios días del año y en todos los sábados hay mucho concurso de devotos y devotas peregrinos". En 1794 dice el administrador Sr. Nieto y Losada: "en todo tiempo y, especialmente en Cuaresma y en festividades mayores del año, acuden a dicho Santuario muchas gentes a confesarse y a comulgar", "Con el tiempo, dice el administrador Sr. Feijoo ya en 1860, vino a ser el santuario como un espejo de la diócesis en lo referente al culto y la liturgia".

El cambio se nota más desde finales del XIX, cuando grandes misioneros se encargan del Santuario; con prácticas, en larga y progresiva catequesis, depuradas de ajenas costumbres. Se crea una tensión hacia María y por Ella hacia Dios, no solo en el entorno, el más beneficiado, sino en ondas cada vez más amplias, propagado además por las misiones en toda Galicia.

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