No es difícil coincidir con Christian Salmon en "La ceremonia caníbal" cuando certeramente diagnostica una democracia hechizada en la que el relato ha sustituido a la acción, la distracción a la deliberación, y el arte de gobernar ha sido suplantado descaradamente por la puesta en escena. Para comprobarlo sólo hace falta echarle un vistazo a las llamadas tertulias de la televisión y a las declaraciones de nuestros políticos en los periódicos. El público, como suele suceder con los grandes espectáculos de masas, es el encargado de validar esta tragicomedia a mayor gloria de la banalidad y la vacuidad.

Las redes sociales han pulverizado el tiempo político. Se confunde la información con los mensajes instantáneos; el tuit, a veces antesala de un deplorable y pestilente rumor, ha abierto una brecha en la opinión pública, mientras que la movilización por las audiencias obliga a quienes nunca lo hubieran pensando a sumarse a esta nueva fiesta de la confusión.

Los políticos, servidores públicos con cargo al contribuyente, basan su storytelling en la inmediatez de un tuit. La reflexión queda para otro día. La política se ha convertido, como las noticias de ayer, en un producto perecedero que contribuye fácilmente a la nadería más absoluta. Presten atención a las charletas de los tertulianos, políticos, periodistas y otros eruditos a la violeta, y verán cómo se empeñan en hacer de los asuntos más espinosos o trascendentes una perfomance narrativa, la proyección del relato ocioso que ha sustituido al debate esencial.

El gobernante ha dejado a un lado la acción del gobierno para vivir pendiente de la escenografía, la propaganda y los sondeos, que son en resumen los que marcan sus tiempos. Esto no ocurre sólo cuando se acercan unas elecciones, pasa todo el tiempo. Si quiere transmitir algo recurre a la red social, a la entrevista de cámara. En las ruedas de prensa no hay preguntas, y los periodistas han pasado por derivación a ser hombres orquesta pendientes de la inmediatez del mensaje antes que de profundizar en lo que están viendo.