Uno de los secretos a voces de la apertura del curso político se refiere a las dudas que en el seno de la oposición han surgido acerca de la reforma de la Ley de Cajas que presentará la Xunta en la primera sesión parlamentaria. Y que es la constatación del fracaso de la titular de Facenda, Marta Fernández Currás, impulsora oficial –en nombre del presidente Feijóo– de la fallida norma.

Uno de los diputados del BNG comentó en público, con sorna, que habría que preguntarse "de quién se puede fiar uno aquí", especialmente después de las declaraciones de Mariano Rajoy a FARO DE VIGO sobre el "futuro aún no cerrado" del mapa de las cajas en España. Y que abre dudas sobre mucho de lo defendido por la Xunta.

Se refería, obviamente, al apoyo que el Bloque dió al primer texto de la Xunta, después recurrido por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Un recurso que hasta ahora impidió la entrada en vigor de la que se dijo "garantía de poder financiero para Galicia". El portavoz nacional del frente, Guillerme Vázquez, si bien con claras reticencias, así lo dijo en alguna ocasión.

¿GARANTÍAS?

Aunque es probable que la izquierda apoye el texto de Currás –el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero, lo insinuó ya– no todos sus diputados están por hacerlo sin determinados matices e incluso sin algunos cambios en la redacción que el Gobierno gallego presentará.

Los nacionalistas, que creen que la conselleira de Facenda caerá en la primera –y quizá próxima– remodelación del gabinete de Feijóo, exigirán garantías de que el futuro consejo no acabe bajo control de facto privado, garantía que la Xunta, aunque diga lo contrario, no está en condiciones, con la nueva LORCA, de asumir.

El PSdeG-PSOE, por su parte, estará a lo que le diga Madrid. Las vacilaciones de Manuel Pachi Vázquez durante el debate de la ley que ahora se reforma causaron dudas en su formación, dudas que permanecen y que algunos diputados, a pesar del control de la direción, expresan en privado a la menor ocasión.

PACTA SUNT...

El PSOE aplica el principio según el cual pacta sunt servanda, refiriéndose al que sacó adelante la nueva ley estatal de cajas y que lograron Zapatero y Rajoy. José Blanco, que no estaba por la fusión de las gallegas tal como se planteó inicialmente, fue el primero en aceptar que las circunstancias habían cambiado tras aquel acuerdo y ordenó al PSdeG rectificar.

Esa misma línea sigue el propio PPdeG, que desautoriza a Fernandez Currás en el nuevo texto y que tiene que olvidar algunas de las cosas que sus portavoces dijeron durante el periodo en que parecían más abertzales que los mismos nacionalistas gallegos.

Hay un sector de los populares que ya admite abiertamente el "pésimo modo" con que la Xunta, incluido su presidente, llevó el proceso. Y que critica lo que no se quiere rectificar, por ejemplo declaraciones de Alfonso Rueda y Antonio Rodróguez Miranda que acusaron al Consejo de Estado de dejarse manipular por el Gobierno de Zapatero al recurrir la Ley de Cajas gallegas que ahora la Xunta tiene que cambiar.

LA HUMILDAD

Otro secreto a voces es el propósito del PPdeG con Feijóo y Rueda a la cabeza de insistir –quizá a partir de mañana mismo en el consejo de dirección– a sus cuadros en que no se dejen llevar por la euforia ante las perspectivas electorales.

La frase, que manejaba el ex conselleiro Dositeo Rodríguez acerca de que "la mejor encuesta es el recuento de los votos" se ha convertido en un eslógan. Junto al consejo de "prudencia y humildad".