Superada la semana de la huelga de transportistas por carretera, derivada de la descomunal subida de los precios de los carburantes, se regresa al punto anterior de contemplaciones y consideraciones sobre la crisis en su conjunto. Porque, "haberla, hayla", llámesela crisis, desaceleración o amenaza de recesión. Hay coincidencia, en cualquier caso, en que el ciclo de la marcha económica se ha modificado, y lo hace hecho para mal, en el último año, aproximadamente a partir del mes de septiembre pasado, cuando la estadísticas, y en mayor medida aún las previsiones económicas, empiezan a registrar importantes modificaciones siempre a la baja. Algunos sospechan que el Gobierno, ya en campaña electoral, procuró '"no darse por enterado" del nuevo estado de cosas hasta que hubieran pasado las elecciones. ¿Pudo, debió haberse anticipado a los acontecimientos en esos meses previos, con medidas de prevención? Otros, parece que más ajustados a la realidad, sospechan que al Gobierno empezaron a llegarle los datos decisivos sobre el nuevo escenario precisamente en los días de las elecciones y en las semanas posteriores, cuando se comprobó fehacientemente que el empeoramiento era ya bien apreciable, y no sólo en el sector inmobiliario y derivados o complementarios.

Lo cierto es que los ciudadanos empiezan a registrar ese malestar y descontento con la gestión del gobierno, no sólo con la crisis en su conjunto, sino también con la huelga de los camioneros, que durante un par de días dejó desabastecidos los mercados e intransitables las vías públicas. De hecho, se ha proporcionado este domingo una encuesta que viene a contradecir la que se conoció con anterioridad, hace apenas quince días: En esa anterior se registraba el daño que a las expectativas del PP le venía produciendo su propia crisis precongresual interna. En la de ahora, en cambio, el desgaste lo padece el gobierno, y el PP recupera "fuelle": la crisis y las huelgas vuelven a situar al PP a sólo un punto de distancia del PSOE. Los ciudadanos reaccionan por cuenta de sus propios bolsillos y el efecto que en ellos tienen crisis y huelga: Un 81 por ciento se ve afectado por los precios, un 65 por 100 se ve en la necesidad de recortar gastos, un 60 por ciento está convencido de que la economía irá a peor, y sólo un 11 por 100 cree que el gobierno está reaccionando adecuadamente... Con algunas otras particularidades llamativas, como el auge que está teniendo en la opinión pública Rosa Díez, convertida repentinamente en la línea mejor valorada, por encima de Zapatero y de Rajoy. De igual modo, su partido alcanza a obtener un 2,7 por 100 en intención de voto.

Frente a ese clima de crisis, Pedro Solbes, vicepresidente económico, declara a "ABC", probablemente en sus declaraciones más ajustadas a la nueva realidad y menos "amables", que "debemos apretar el cinturón para hacer rente a la nueva realidad". Insiste en el empleo de su propia terminología: "No estamos en crisis sino en una desaceleración muy rápida, con un ajuste importante". Y con otras alarmas, como que el problema del paro es el más grave, sería estúpido no reconocerlo. Eso sí, insiste Solbes en que se han tomado las medidas adecuadas para reactivar la economía, y se estudian otras estructurales que mejorarán la productividad. Y su gran esperanza: "En dos años, sin cometer errores, volveremos a crecer al tres por ciento..."