El ministro Bermejo ha llegado a un acuerdo con los funcionarios y a lo que parece se ha puesto punto final a dos meses de huelga. Una se pregunta si no hubiese sido posible este acuerdo hace dos meses en vez de permitir que ésta parálisis de la Administración de Justicia haya afectado a cientos de miles de ciudadanos. En cualquier caso, y ahora que comienza el debate sobre el estado de la Nación, no estaría de más que sus señorías abordaran en profundidad la reforma de la Justicia. Resulta que lo que parecían fallos puntuales, por ejemplo en el caso de pederastas, no lo son. Es decir, que por ``h´´ o por ``b´´ hay gente peligrosa por ahí suelta y que puede causar daño a menores.

Evidentemente nadie es infalible, los jueces tampoco, ni los funcionarios, pero es evidente que además de fallos humanos, que los hay, la Justicia española tiene un problema estructural. Hacen falta más juzgados dotados de medios humanos y materiales. En definitiva, tenemos un déficit de jueces y funcionarios y es urgente que este problema se empiece a solventar cuanto antes. Es más, debería de ser la gran prioridad del ministro de Justicia, sea Bermejo o sea quien sea, pero es evidente que esa reforma de la Justicia no puede esperar mucho más porque esos ``agujeros negros´´ en su funcionamiento están perjudicando a los ciudadanos.

Sería de desear que esas reformas estructurales se hicieran de común acuerdo entre gobierno y oposición, y que por tanto los dos grandes partidos no busquen réditos electorales ni partidistas sino el beneficio de la sociedad. La legislatura va a comenzar y hay muchos problemas pendientes por abordar, y éste me parece a mí, es uno de los más urgentes.