Al ver las fotos, debo volver sobre esa extraña sonrisa de George W. Bush en la que las comisuras se estiran hacia abajo, y no hacia arriba. Es un asunto que debería ser estudiado con todo detenimiento, examinando la secuencia de la sonrisa a través de todas las fotos disponibles, desde antes de que fuera un chico malo al que redimió la religión. ¿Hubo un tiempo, antes de su caída del caballo, en que George W. sonreía hacia arriba, como un humano?, ¿sojuzgó la sonrisa al tomar represalias contra sí mismo? Un amigo mío tenía un perro que se acercaba moviendo el rabo y, sin dejar de hacerlo, mordía. En esas perversiones gestuales y conductuales, movimientos contra natura, aflora un espíritu maligno, sea un íncubo o un súcubo. Dicho sea con el mayor respeto (George W. no deja de ser el jefe electo de una potencia amiga), ¿será la paz en el mundo tarea de un exorcista?