La cuarta temporada de The Crown ha provocado un electroshock en el Reino Unido. La serie ha sido acusada de "caricaturizar a la familia real de la peor manera posible", presentando a casi todos sus miembros de forma "inmisericorde", como gente "detestable". Incluso "parece simpatizar con el IRA", la banda terrorista que acaba con la vida de Lord Mountbatten en el primer capítulo.

La controversia llega con la aparición de Margaret Thatcher y la princesa Diana, dos figuras cuyo recuerdo para los británicos está lejos de haberse borrado. Según The Sun, la visión que hace de ella la actriz Gillian Anderson es "totalmente errónea", "una parodia" según los mensajes de los espectadores que recopila el diario y que critican la "entonación de la voz forzada" y la "grotesca caricatura de la dama de hierro", a la que presentan envejecida y cansada, cuando a principios de los 80 era todo energía.

En The Guardian, periódico que se declara a favor de la república, el columnista Simon Jenkis acusa a la serie de ser fake news , de "secuestrar la realidad" y de "abusar cobardemente de la licencia artística".

A Diana, la serie la convierte, según el historiador Hugo Vickers, en "la heroína representada, a menudo injustamente, como la víctima de una familia sin corazón". El popular presentador de televisión Piers Morgan echa leña contra la serie por hacer de la reina "una mujer fría, sin corazón e inhumana", y de Diana una criatura "ilusoria, incapaz, infantil, de una inocencia embarazosa, petulante, bulímica y un poco majareta". Otros han criticado las escenas "demasiado crudas y gratuitas" de la princesa, "con la cabeza casi permanentemente en la taza del váter", debido a sus desarreglos alimentarios.

Cruel y horrible

La biógrafa real, Penny Junor, critica al creador de The Crown, Peter Morgan, por haber hecho "el más cruel, horrible e injusto retrato" de cada miembro de los Windsor y del príncipe Carlos en particular. El heredero había sido pincelado con simpatía en las temporadas anteriores, pero no en esta. "Debe de estar increíblemente disgustado", afirma Junor. Otros confidentes del príncipe se quejan de la "presentación realmente poco favorecedora", de él y de Camila Parker Bowles.

Su hijo Guillermo, hacen saber allegados, está también muy disgustado con la serie. Cree que "sus padres han sido explotados y presentados falsa y simplistamente para hacer dinero". La flecha, lanzada o no por el duque de Cambridge, va dirigida contra su hermano Enrique, con el que ha roto las relaciones, y quien, junto a Meghan Markel, ha firmado un contrato de colaboración con Netflix. Esa guerra de los Windsor está aún por rodar.