Una alimentación saludable es un factor fundamental de la medicina preventiva. Una alimentación prudente, y en ciertos casos personalizada, puede combatir con eficacia parte de nuestra herencia genética favorable a padecer enfermedades como la obesidad, la diabetes, el cáncer o las dolencias cardiovasculares. 

Comer de forma saludable también juega su papel cuando uno ya está enfermo, asegura José María Ordovás, el ideólogo de la nutrigenómica, la ciencia que facilitará una alimentación a la medida de cada individuo a partir del estudio de su genoma. Ordovás ensalza los beneficios ya demostrados científicamente del aceite de oliva virgen extra, elaborado sin tratamientos térmicos o químicos para su extracción. Los más amargos y con cierto picor son los mejores aceites para la salud, pero depende del año y de la cosecha, avanza Víctor Pérez, ingeniero agrónomo, en plena recogida de las verdes aceitunas de Finca La Torre con las que elabora sus premiados monovarietales: arbequina, hojiblanca, cornicabra y picudo en las mismas tierras malagueñas donde este oro líquido se fabrica desde hace más de 2000 años.

Es el oleocanthal de esas aceitunas el responsable de ese picor en la garganta. Se trata de un polifenol con propiedades antioxidantes y anitinflamatorias natural y un demoledor efecto anticancerígeno, según un estudio científico de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey y del Hunter College de Nueva York que recoge la revista 'Molecular and Cellular Oncology'.

Sólo en los aceites de excelente calidad

Esta molécula que rasca la garganta se encuentra únicamente en los aceites de oliva virgen extra (Aove) de excelente calidad, obtenidos tras una elaboración cuidada y minuciosa. "Es importante tener en cuenta que el oleocanthal es muy vulnerable a la descomposición por la exposición al oxígeno y a la luz", avisa Pérez, quien recomienda que el consumo de este aceite se haga en un máximo de 12 meses después de su extracción en la almazara. El aceite no caduca, pero sus beneficiosas propiedades se van perdiendo por la oxidación cada semana que pasa.

AOVE filtrado y sin filtrar de Finca La Torre. EPC

La falta de lluvia y el sofocante calor de este verano volverán a mermar esta temporada en hasta un 52 por ciento la producción olivarera y mantendrán el precio del aceite de oliva por las nubes, pero Víctor Pérez sigue enterrando en La Finca La Torre de Antequera (Málaga) cuernos de vaca apuntando al cielo para captar la energía cósmica y elaborar uno de los mejores aceites de oliva virgen extra (Aove) del mundo. "Aquí se hace todo teniendo en cuenta el calendario lunar", explica , rodeado de olivos en un terreno de 380 hectáreas, donde los romanos ya extraían el preciado líquido.

Borja Adrián cata un AOVE de Finca La Torre. EPC

De los olivos centenarios de la finca y de otros más jóvenes sale un jugo verde y exquisito repleto de beneficiosos polifenoles.

Este tipo de aceite extra virgen contiene antioxidantes y nutrientes antiinflamatorios que fortalecen el sistema inmunológico, reducen el colesterol malo, combaten los radicales libres, evitan el envejecimiento prematuro y retrasan o frenan el deterioro mental vinculado a enfermedades como el Alzhéimer. Sus grasas monoinsaturadas y el ácido oleico son un bálsamo contra las dolencias coronarias. 

El aceite de oliva facilita también la transformación de los alimentos e impide la absorción de grasas y azúcares nocivos.

A cucharadas, (tres al día son las recomendables), en ensaladas o con pan, el aceite de oliva virgen extra es el mejor aliado para la salud y la belleza, un producto natural típicamente español, asevera Borja Adrián, comercial de la marca, muy preocupado por la sequía de una zona en la que lleva prácticamente tres años sin llover, circunstancia que ha obligado a adelantar dos meses la recogida del fruto.