No parece que pueda responder a ningún plan global premeditado, y lo cierto es que las listas de los mejores álbumes de 2023 arrojan un abrumador dominio de creadoras femeninas. Apenas hemos tenido tiempo de analizarlo, dadas las urgencias por armar los ránquines que nos dan a todos en los últimos compases del año, pero el balance, en materia de género, no tiene precedentes. Ni aquí, ni abriendo el plano a la prensa internacional.

La banda Boygenius. | // INSTAGRAM

¿Paridad alcanzada? Dejémonos de medianías: ¡80%! Ocho de los diez discos mejor puntuados del año en Metacritic (el portal que recopila y mide las reseñas de las publicaciones del mundo anglosajón) los firman mujeres, con Amaarae, Caroline Polachek y Julie Byrne en lo alto del podio.

Hace una década solo fueron tres. Hace veinte años, en 2003, uno y medio (Lucinda Williams y el dúo mixto The White Stripes). Las artistas ahora dominadoras se han construido todas en el siglo XXI: las más veteranas resultan ser Caroline Bailey Rae y Taylor Swift, que publicaron sus primeros discos en 2006. Luego figuran Olivia Rodrigo, Mitski y Boygenius, el trío armado por Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus.

¿Y en España? Pues ahí estamos, con selecciones como las de este diario, votadas por la redacción, donde seis de los diez mejores álbumes internacionales fueron de autoría femenina. Incluyendo (importante) los tres primeros, a cargo de Polachek, Lana del Rey y Boygenius.

Balance parejo al de Rockdelux, cuyo podio es el mismo, pero con otro orden, encabezado por la enigmática Lana. Y no muy apartado del de Mondosonoro, cuya primera plaza la ocupa Boygenius.

Las selecciones de los mejores discos españoles dibujan balances más equilibrados, dependiendo del medio, destacando a figuras como Sílvia Pérez Cruz, María José Llergo o Renaldo & Clara. Esta última marca, vehículo expresivo de Clara Viñals, encabeza la lista de discos catalanes de Enderrock, otra muestra de predominio femenino, siete de diez. La evolución está clara y refleja un auge de la representatividad femenina que responde a hechos y a cambios sociales de fondo. Y lo mejor es que no obedece a una política de cuotas, porque va más allá de ellas, a iniciativa propia de críticos musicales y medios, desbordando la corrección convenida del 50% y deslizando la foto más completa y emocionante posible de una realidad que no nos podemos permitir el lujo de trocear ni coartar.