Olivia Lara y sus tres compañeras, Masi Rodríguez, Carmen Calle e Isabel Morán; se han propuesto revisar la vida de esas mujeres perfectas que representan las princesas Disney para varias generaciones. El teatro AFundación será el escenario donde el domingo a las 19.00 horas presenten esta comedia disruptiva que removerá las almas dolidas, incompletas y desgastadas de muchas mujeres, desde el humor y la presentación de situaciones ridículas y extremas, para hacer latir los corazones que los golpes de la vida han parado. Una propuesta arriesgada pero, “lo más importante de la vida es el sentido crítico. Es una virtud humana”, en palabras de su directora.

El elenco sobre las tablas agradece al público la acogida. | // FDV

–La obra está restringida a los menores de 16 años. ¿No sería interesante exponer a los jóvenes al cuento real, para evitar seguir la rueda?

–Es más una cuestión de contenido y lo que sus padres quieren o no quieren que vean. Por la manera que tenemos de abordar los clásicos.

–¿Por qué eligió a Blancanieves, Bella y la Bella Durmiente?

–Me di cuenta de que revisando sus historias tantos años después, mi punto de vista había cambiado totalmente. No es lo mismo lo que se ve con 7 que con 31. Muchos de los problemas y traumas de autoestima, el miedo a fracasar, desenamorarte y que se te desenamoren... No hay historias de ‘y vivieron felices hasta que se divorciaron y se volvieron a casar con otras personas’. En estas princesas clásicas con las que crecimos no hay diversidad donde una pueda identificarse. Blancanieves es la cuidadora, la maternidad, el reflejo de la mayoría de las madres que no pueden permitirse deprimirse, porque si ella está mal todo se viene abajo. Bella, ese estatus imposible de mantener en el tiempo, porque no se es guapa siempre. Salen canas, arrugas... Es mostrar una virtud de algo que no lo es. Y Cenicienta… Toda una vida asumiendo el maltrato de su familia postiza, sin hacer nada por no dejarse explotar por personas que no son nada para ella. Porque es mejor ser feliz y sometida que enfrentarse, pero hay que poner límites.

–¿Quién es la otra?

–¡Efectivamente! Es Aurora, pero solo sale 18 minutos en su propia historia. Es el objeto alrededor del cual pasan las cosas y la mitad de la película la llaman Rosita. Está escondida y engañada para ‘protegerla’ de la bruja.

–Entonces, ¿cómo es el cuento en el 2023?

– Pues una es alcohólica, otra toma pastillas para ser siempre simpática, otra está completamente depresiva y otra, después de años durmiendo, no sabe ni dónde tiene la cara. Su realidad es muy diferente a lo que pensaban y ya no se sienten felices ni evadiéndose, ni anulándose. Porque lo que ellas necesitan es cambiar de vida.

–¿Están a tiempo?

–Siempre estás a tiempo de coger las riendas de tu vida, aunque sea en esos dos minutos que te quedan. Pero da mucho miedo, porque hay una plantilla en el cerebro. Sé lo que se espera de mí y lo doy, porque es muy difícil salirte de la norma. Otro cosa es cuando me adapto pero soy consciente de lo que realmente pienso y quiero.

–¿Qué une a estas mujeres?

–De alguna manera soy el nexo. Las he conocido en momentos diferentes de mi vida. Todas son incríbles.

–¿Es fácil trabajar juntas?

–Es muy duro adoptar tantos y tan distintos roles dentro de un proyecto y al mismo tiempo mantener al equipo en el mismo estado de unión y compromiso, llevamos cinco años en él.

–¿Qué le haría ilusión encontrarse entre el público vigués?

–Ver a gente mayor, porque son personas que pertenecen a esa educación y se merecen ver esos personajes desvirtuados, que se rían y se sientan identificadas. Es brutal cuando vemos a una mujer dar un codazo a su marido como diciendo ‘¿ves?’.