“Siempre digo que esta obra es un work in progress, un trabajo que va creciendo poco a poco”, comenta la actriz y dramaturga Déborah Vukušic sobre “Guerra de identidade”, una pieza de su autoría en la que desnuda su vida interior y familiar entre amor, admiración, incredulidad y reconciliación con su padre, un deportista de élite del balonmano en España que acabó siendo juzgado y encarcelado como criminal de guerra en la antigua Yugoslavia.

La obra revisada se representará mañana viernes, sábado y domingo a partir de las ocho de la tarde en la Sala Ártika en Vigo con las entradas en venta en su plataforma online con descuento.

La pieza no es idéntica a la estrenada en el año 2019 cuando llenó el Auditorio Municipal de Vigo. Vukušic explica que “Jesús Andrés –de Cinta Adhesiva– compuso música nueva para toda la obra. También quiero probar algo nuevo. En dos escenas quiero dejar de hablar yo para proyectar imágenes con otras voces para hacer más teatro-documento. Aparecerá mi madrastra, unos entrenadores, un árbitro y mi hermano con juegos escénicos”.

Pero la obra guarda otra novedad mayor: el reencuentro de la autora con su progenitor tras varios años sin saber de él. “A finales de febrero del año pasado, hablé con él. Él está metido en casa porque está un poco mal porque le detectaron un cáncer y está llevándolo. Habían pasado seis años sin hablar con él”, detalla la autora.

Para Vukušic, el desgarro con el que había concebido y ensayado la obra, se ha convertido en esta nueva etapa en “disfrute”. “Creo que la herida está más purgada”, señala.

Para entender el cambio es preciso recordar que el texto teatral bebe de un texto literario que también se va engrosando con los años, fiel al monólogo teatral y a la poesía, pero dependiente de la marcha de la vida.

En ese texto así como en la obra, la dramaturga gallega narra cómo su padre –jugador en la liga Asobal de balonmano que jugó en el Cangas y Calpisa– las abandonó a ella y a su madre en España para marcharse.

Años después, Déborah descubriría pistas del progenitor en la antigua Yugoslavia, después de la Guerra de los Balcanes. Hasta allí, se desplazaría para visitarlo tras las rejas.

Todo ese periplo acabaría desembocando en una nueva tanda de años sin el contacto con su progenitor hasta la llegada de la pandemia, lo que se refleja en la pieza teatral.

“Cuando represento la obra nunca se ve dónde me voy a emocionar”, confiesa la autora viguesa para quien la palabra “herida” aunque vaya cicatrizando sigue presente sobre la vida y sobre las tablas.

Mientras continúa retomando la gira de “Guerra de identidade”, Vukušic prepara ya nueva obra donde el amor y la necesidad de comunicación son los temas bajo el título de “3.240” y de la que no puede adelantar más de momento.