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El cangués que vigila el espacio

Grabó el bólido que iluminó Galicia el 18 de enero de 2021, uno de cuyos fragmentos fue hallado en Baralla

El cangués, en 2005, en el Museo Smithsoniano, en Washington. |

En la madrugada del18 de enero de 2021, la cámara de observación meteorológica que Juan Antonio Fernández tenía en el tejado de su casa en el casco viejo de Cangas, grabó el paso del superbólido que atravesó el noroeste de la península ibérica y la iluminó como si fuera de día. La investigación de la gran bola de fuego, liderada desde el Área de Astronomía de la Escuela Superior de Ingeniería de Lugo con el Observatorio Astronómico Ramón María Aller, de la Universidad de Santiago, permitió localizar un fragmento del asteroide en Traspena, en Lugo. Para el cangués, sería ilusionante verlo de cerca.

Juan Antonio Fernández dispone ahora de una vivienda con mejores vistas al cielo que la anterior del casco viejo, en la zona alta de Cimadevila, en Cangas, y se ha equipado con una cámara con mejor tecnología que con la que grabó el superbólido del 18 de enero de 2021, todo ello llevado por su afición a la observación meteorológica, a la que este trabajador de mantenimiento en una empresa en Pontevedra, se dedica por hobby. La localización de uno de los fragmentos de aquel bólido, que no se desintegró en contacto con la atmósfera y que tocó tierra como meteorito, liderada y desvelada por investigadores de la Universidad de Santiago, es para el cangués algo apasionante y para él sería muy especial poder ver tan de cerca algo que grabó como un relámpago en el cielo.

Podrá cumplir este sueño de verlo porque la intención de los investigadores es exponer los dos fragmentos en los que se dividió el meteorito, uno de ellos en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago de Compostela, quizás a mediados de este mes de noviembre, y el segundo en el propio Concello de Baralla, en Lugo, en donde en donde fue hallado.

Ante el Enola Gay, en el museo de Washington. | // FDV

Juan Antonio Fernández reconoce que es un autodidacta en esta materia y lo que hace es por afición, por un interés que siempre tuvo desde niño: “Escuchaba lo de los eclipses de luna, por ejemplo, y era algo que me fascinaba verlo en directo”. Tendría 6 o 7 años y ese mismo interés lo sigue teniendo por una afición de la que asegura que si a lo mejor trabajara en ella, no sería lo mismo.

Juan Antonio Fernández, ante la pantalla de un ordenador con la imagen del bólido que grabó su cámara en enero de 2021. | // FDV

En el año 2005 y aprovechando un viaje a Nueva York, Washington y Philadelphia tuvo la oportunidad de visitar el Museo Smithsoniano de aviación. Fue en Washington DC, en donde había dormido en casa de unos amigos y le ofrecieron esa posibilidad. Aquel museo le impactó. Además de las referencias espaciales, los viajes a la Luna, vio el avión Enola Gay, el primero que lanzó una bomba atómica. El Boeing 29 se restauró para exponerlo en este recinto, en donde el cangués también vio fascinado un Concorde. En otro viaje a Roma, descubrió cómo en el Vaticano se conservan expuestos unos trocitos de rocas lunares, que fue un regalo al Papa de cuando se pisó por primera vez la Luna: “Poca gente sabía de este tema y fui como loco buscando el atril en donde estaba expuesto”.

El meteorito hallado en Traspena. USC

La imagen del superbólido que grabó la cámara de Juan Antonio Fernández aquel 18 de enero de 2021 fue muy espectacular, aunque no se calibró para calcular la trayectoria de la bola de fuego por parte de los investigadores para localizar el meteorito, como sí dos vídeos casuales de vecinos de Nigrán de Caldas. A la casa del cangués llegaron investigadores, alguno de ellos de Cataluña, que tomaron la referencia de la antena de Tirán, para identificar la zona de caída del asteroide. Sin embargo, su grabación no llegó a ser calibrada en el estudio de la USC.

Investigaciones hasta hallar el fragmento en Traspena (Lugo)

Trayectoria del meteorito, según el estudio de la Universidad de Santiago. USC

La investigación para localizar el meteorito, de 527 gramos de peso, fue liderada desde el Área de Astronomía y Astrofísica del Departamento de Matemática Aplicada en la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería del Campus de Lugo. Sus resultados figuran en el artículo “O meteorito de Traspena: órbita heliocéntrica, traxectoria atmosférica, campo de dispersión e petrografía dun novo condrito ordinario L5”, que será publicado en la revista de astronomía “Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. En el trabajo se detallan los cálculos realizados por el astronómo Manuel Andrade, que utilizó también las medidas de las cámaras de la Universidad de Santiago para detectar bólidos en el Observatorio Astronómico Ramón María Aller en el campus de Compostela; y en la Escuela de Ingeniería del campus de Lugo. Igualmente sirvieron las grabaciones casuales de particulares de Galicia y Castilla y León, cuya calibración corrió a cargo del profesor José A. Docobo y el investigador Pedro P. Campos. El meteorito llegó a tierra a 2,4 km/sg. Los cálculos preliminares en la Escuela de Ingeniería indicaban que era muy probable que hubieran caído fragmentos cerca de Lebruxo, en Baralla (Lugo). Se organizó un equipo de búsqueda y a los dos meses un vecino de Lebruxo comunicó que había localizado el meteorito en el lugar de Traspena (parroquia de Covas, Baralla). El análisis del meteorito lo realizaron los profesores Jordi Llorca de la Universitat Politécnica de Catalunya y Javier García Guinea, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

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