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María Novas | Arquitecta y autora del libro “Arquitectura y género”

“Hay más mujeres en las aulas pero no se refleja en la profesión ni en la docencia”

María Novas con un ejemplar de su libro. | // FDV

Afincada en Delft (Países Bajos) desde hace cuatro años, adonde emigró para poder desarrollar su faceta de investigadora, la buenense María Novas acaba de publicar “Arquitectura y género”, un ensayo sobre las históricas desigualdades entre hombres y mujeres en esta área. La obra supone una revisión a fondo de la que fuera su tesis de fin de máster en 2014.

– La primera pregunta es obligada. ¿La arquitectura tiene género?

– Tienen género las personas que ejercen la profesión y quienes habitan los espacios. Es una disciplina con las mismas contradicciones que las áreas de humanidades y sociales.

– Una de las cuestiones que toca en su libro es la tradicional ausencia de mujeres en carreras técnicas, como la propia arquitectura, o el haber estado relegadas a tareas consideradas menores como el interiorismo.

– La arquitectura es una disciplina muy masculinizada, con pocas mujeres tituladas hasta los años 60. Después, en los 80, con la educación obligatoria, más mujeres acceden a la carrera y del 2000 en adelante hay más estudiantes mujeres que hombres. Sin embargo eso no se corresponde con la práctica profesional y la docencia, y tampoco con los contenidos teóricos. Los cambios sociales son más rápidos, pero los académicos son más lentos y ahora estamos viviendo ese desajuste.

La buenense afirma que la desigualdad de género tiene su eco en el diseño de las viviendas

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– Cuando a uno se le vienen a la mente arquitectos conocidos piensa en Moneo, Foster, Chipperfield, Isozaki, Ando, Nouvel o Koolhas, entre otros, pero si piensa en mujeres solo aparece Zaha Hadid...

– Zaha pertenece a una élite minoritaria de los llamados Star Arquitects. Ahora están llegando más mujeres, pero sin formar parte del sistema curricular. Sí ha habido mujeres en escuelas menores, dedicadas al mecenazgo o a la construcción de viviendas sociales, pero a ellas no se las estudia porque no se las considera arquitectas. También hay un doble rasero sobre a quién se considera arquitecto o no. Y ellas tienen mucho más mérito por haber tenido que superar barreras, por haber sido incluso pioneras. Hace falta conocer la historia social de las mujeres para entender la arquitectura.

– Durante años el Pritzker parecía reservado a los hombres, con Zaha Hadid y Kazujo Sejima como excepciones, pero en los dos últimos años se ha premiado a mujeres, con Grafton Arquitects (2020) y Anne Locaton (2021).

– Es muy significativo. En España Carmen Pinós ha recibido el Premio Nacional de Arquitectura, cuando trabajó con Enric Miralles que lo tiene. El Pritzker excluyó en su momento a Denise Scott Brown y premió a Robert Venturi a pesar de que eran pareja y siempre trabajaban juntos. Incluso él reconoció que era un trabajo colaborativo. Esto demuestra que la mujer ha desaparecido del relato y es víctima de ese mito creado de que el arquitecto es un genio creador que trabaja de forma individual cuando una obra de arquitectura depende de muchas personas.

– ¿Se puede hablar de una perspectiva de género global en el diseño de las ciudades?

– Hay razones históricas que deciden qué edificios son importantes, qué hay que priorizar... porque si tardas más en llegar a un sitio que a otro es que no está priorizado. Y ahí, por supuesto, hay patrones de género.

"La mujer es víctima del mito del arquitecto como genio creador que trabaja de forma individual"

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– ¿Cuáles son esos patrones?

– Los lugares de trabajo pagado y productivo ligados a lo masculino siempre están bien planificados. Lo importante es llegar de casa al trabajo y viceversa, y lo que yo llamo trabajo de reproducción social nunca se tiene en cuenta. No se valoran las infraestructuras de la vida cotidiana, no hay suficientes centros de día o guarderías, y las que están aparecen lejos de los centros.

– ¿Existe esa misma problemática a un nivel inferior, en viviendas unifamiliares o pisos?

– También, y claramente sucede en Galicia con el boom constructivo de los 60 y 70, de pisos con tres habitaciones, dos baños, salón, cocina y balcón. Hay una jerarquía con una habitación principal, con una vivienda diseñada como lugar de descanso y no como espacio de trabajo. Los diseños de las cocinas son terribles, sin dar a la fachada principal, con unas dimensiones para una sola persona, lo que no permite un trabajo colaborativo. Por no hablar de la falta de accesibilidad.

– ¿Se construyen espacios ya específicamente para segregar?

– Sí, es el caso de los baños públicos o los vestuarios, pero también se hace inconscientemente por las inercias culturales. El rosa o el azul forman parte de nuestra imaginería, no de la arquitectura. Pasa incluso con los nombres de las calles, monopolizadas por hombres exitosos por haber ganado guerras, ser de la nobleza, etcétera. ¿Por qué esta persona es importante y otra no?  Hay que construir otros modelos sociales.

Ficha Personal:

Nacida en Bueu hace 34 años, María Novas es arquitecta y doctoranda en Historia y Teoría de la Arquitectura. En la actualidad trabaja como investigadora invitada en la Universidad Técnica de Delft y es profesora de Historia de la Arquitectura en la Academia de Artes de Tilburg.

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