La conocida Hamburguesería Obélix de Cangas ha decidido cerrar temporalmente al haber sido informada del positivo en Covid-19 de un cliente. Los responsables del establecimiento han decidido adoptar esta medida de forma voluntaria y temporal, por precaución y para garantizar la seguridad de su clientela y personal. La noticia publicada en la página oficial de Facebook de la bocatería estuvo compartiéndose por las redes sociales durante el día de ayer, si bien todos entienden, en sus comentarios, la medida de responsabilidad adoptada por el local.
Tras avisar al responsable del local del positivo, el personal se realizó las pruebas y todas dieron negativo, sin que nadie tenga síntomas. De todas formas decidieron cerrar por precaución sin fecha todavía para su reapertura.
Los brotes de la pandemia que aparecen por toda España en las últimas semanas apenas se dejan sentir en O Morrazo, pero los negocios de la zona no son ajenos a ellos. De hecho, los locales de hostelería deben someterse a una dura restricción no recibiendo a más clientes desde medianoche y cerrando sus puertas cada día a la 1 de la madrugada.
Con las nuevas restricciones de horarios y la prohibición de fumar en las terrazas muchos hosteleros de la comarca aseguraron sentirse especialmente perjudicados por las decisiones políticas contra la pandemia. De todas formas, el mayor temor de todos ellos radica en un posible nuevo cierre obligatorio que dañaría económicamente a un sector que sufrió con dureza el confinamiento de la pasada primavera.
Circo
Por otro lado, mañana concluye la estancia en Moaña del Circo Gottani, que se ubica en la explanada de A Xunqueira. Se trata de uno de los modelos de negocio que más sufre con la pandemia al ofrecer espectáculos en una carpa cerrada.
Los responsables del circo desinfectan sus instalaciones antes de cada velada y tienen el aforo limitado al 50%. Además, los espectadores deben llevar la mascarilla en todo momento para reducir el riesgo.
Aunque los terrenos en los que se instaló la carpa son de Costas, corresponde al Concello el control de que se cumplan estrictamente las normas impuestas por el protocolo autonómico para estos eventos con público en espacios cerrados.
